La apología del funcionario

Ensalzar la figura anodina del funcionario que sólo por cumplir lo que debe cumplir es motivo de campañas publicitarias –como si de un producto comercial se tratase-, es ofensivo para el común de los tarijeños.Bastante abusivas fueron y son las personas que autorizan ingentes cantidades de...

Ensalzar la figura anodina del funcionario que sólo por cumplir lo que debe cumplir es motivo de campañas publicitarias –como si de un producto comercial se tratase-, es ofensivo para el común de los tarijeños.Bastante abusivas fueron y son las personas que autorizan ingentes cantidades de dinero para graficar en inmensos banners y un sinfín de spots de tv y radio la silueta del funcionario de turno que no hace más de aquello para lo que está recibiendo un sueldo.Es necesario –de no existir esa norma- construirla: se debe regular el uso de recursos públicos en el afán de publicitar –cual estrella del jet set fuera- al funcionario de turno.Se ha llegado a extremos tan viles, que desde la Asamblea Departamental, nos comienzan a promocionar a quienes integran dicha instancia y nos quieren hacer creer que tales son el orgullo nuestro. Además de la asamblea, vemos fotos risueñas de sujetos desconocidos, que buscan promocionarse, desde una sub gobernación, municipios, empresas de servicios -pronto tendremos al presidente de nuestro barrio promocionándose con recursos públicos- y es necesario que esto deba ser frenado. Tarija si cuenta con recursos, no es para promocionar a sujetos coyunturales, ese dinero debe tener otro fin que va más allá de la mísera forma de encumbrarse mediáticamente creyendo que la sociedad lo recordará cuando éste deje de ser funcionario.Faltos de modestia –y de razón- están quienes creen que inundándonos con la silueta carialegre de su jefe de turno, en tinta, video y audio,  nos convencerán de algo. No hay Tarija suficientemente tonta para dejarse llevar por un banner donde se muestra al funcionario de turno, al lado de una imagen sagrada, y creer que el funcionario en cuestión goza de la santidad de la imagen virginal a su lado.Dos cabinas telefónicas inauguradas y orden para dos spots, un banner, dos cuñas radiales y difusión durante una semana (por todos los medios posibles, amigos y enemigos, total que con dinero los –medios- enemigos se acercan nomás)Antes de este abrumador uso de los medios de comunicación, en nuestra ciudad, la forma de publicitarse –de los funcionarios públicos de turno- pasaba por las placas de bronce o hierro fundido. Como melancólico recuerdo de esto tenemos varias edificaciones con un sinfín de placas, unas que señalan que la obra se está por edificar, otras que indican que la obra está iniciándose, otras que nos recuerdan quién o quiénes consiguieron el presupuesto, otras porque las obras continúan, otras por otro tanto y así, las plaquitas hacían a la vida pública de nuestros viejos (y no tanto) funcionarios públicos, antes de comenzar siquiera a edificar algo, era necesario tener la placa hecha.Sobre esto de las plaquitas hay casos que llegan a lo anecdótico, como aquello de la estatua de Dn. Luís Parra en el complejo García Agreda, si uno no tiene el cuidado de leer bien, cree que el busto que ahí está es de una autoridad todavía vigente y no del destacado profesor Parra.Pero de vuelta a lo primero. No es comprensible que se haga tanta apología de quienes fungen coyunturalmente en un cargo público. ¿Qué pasó con los banners con la foto de Mario Cossio?, seguramente están en algún lugar botados y ¿cuánto dinero se invirtió en ellos? Pues los mismos montos que se están invirtiendo en estos momentos y es seguro que el futuro de los banners de Mario Cossio, tendrán los banners de los actuales funcionarios; cuando otro funcionario ingrese al cargo público, se mandará por un tubo todo lo impreso y gastado en estos días. Bueno fuera que ese dinero lo pagasen los mismos funcionarios de su sueldo, pero no, utilizan dinero que corresponde al departamento y entonces hacen como los anteriores calaveras que tuvimos de autoridades, gastan lo que no es suyo para favorecerse ellos solos.Aquí la corresponsabilidad pasa por los medios de comunicación, es necesario que hagan autocrítica y regulen esa tendencia abusiva de gastar recursos departamentales, con el fin de sublimar al funcionario público de turno.Sin embargo -y en esto otra “casualidad” de la actual coyuntura con el quinquenio desastroso que pasamos hasta diciembre último-; existe un abusivo uso de los espacios que debieran ser de información, por una banal promoción de personajes que en sus dos minutos de poder piensan dejar estela histórica sobre esta pobre sociedad maltratada. Y ya vieron lo que pasó con el último que intentó hacer lo mismo…

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