Críticas de ex ministro dejan mal parada a la Nacionalización

Inicialmente el ex ministro hizo saber que la “nacionalización” no es tal y patentizó así su inconformidad con esa medida de mayo de 2006. Recientemente propuso que “las futuras negociaciones de venta de gas a Brasil estén condicionadas a la participación de Bolivia en la industria...

Inicialmente el ex ministro hizo saber que la “nacionalización” no es tal y patentizó así su inconformidad con esa medida de mayo de 2006. Recientemente propuso que “las futuras negociaciones de venta de gas a Brasil estén condicionadas a la participación de Bolivia en la industria petroquímica”, refiriéndose concretamente a la industria que la estatal petrolera brasilera tiene en el estado de Minas Gerais.¿Por qué no le hacen caso a su ex ministro?: tiene criterios bastante sólidos contra la Nacionalización -de la que fue parte- y adicionalmente criterios sólidos para establecer nueva agenda de integración con Brasil, por ejemplo. Sobre el punto: hemos insistido -desde ésta tribuna- que la relación con el gigante económico del Este es de complementariedad-integración y de largo plazo. Vamos a ser vecinos y socios, en el tema energético, por muchísimos años. Guste o no se debe hacer un nuevo reacomodo de las relaciones con Brasil.  Aquí se echa por tierra, también, lo que algunos agoreros indicaban: que con el Presal (grandes reservorios de petróleo y gas offshore aún no estudiados en su conjunto ni menos explotados comercialmente) y el LNG (importación de gas vía liquid natural gas) Brasil “ya no necesitará de Bolivia”. Por supuesto que van a necesitar de Bolivia especialmente los estados del oeste brasilero que también ansían su desarrollo económico.La demanda de energía será siempre una constante creciente. Lo mismo ocurre con Chile que -aunque tiene ya consolidada una estructura de recepción de LNG- aún continúa buscando soluciones a su déficit de diesel, electricidad y gas y en cualquier momento van a retomar negociaciones de suministro con Bolivia oportunidad para hablar de salida soberana al Pacífico. La clave es complementariedad-integración.Volvamos al tema brasilero: la venta de gas a Brasil fue parte de una política de estado denominada ”triángulo energético” en los noventa que tuvo tres aristas: una nueva Ley, un gasoducto (consecuentemente la apertura de ese mercado) y el ingreso de capitales externos a la cadena energética boliviana. Fue una importante movida de posicionamiento boliviano como suplidor permanente de Brasil. Obviamente esa política requiere hoy un ajuste completo. Una nueva Ley de Hidrocarburos sostenida por una NPE Nueva Política Energética que contemple lo que el ex ministro les reclama a sus ex jefes políticos: una renegociación de condiciones de alianza y negocios con Brasil.Desde 1999 Bolivia envió sin interrupciones diariamente hasta un tope de 31 millones de metros cúbicos diarios de gas (Mmm3d) de campos chaqueños. El contrato concluirá en 2019, momento en el que se deberían tener las carpetas de negociación ampliamente discutidas y consensuadas basadas en tres principios: primero: Bolivia y Brasil pueden desarrollar la frontera con energía a bajo costo siendo socios en plantas de valor agregado; segundo: la provisión de gas como materia prima está garantizada en un porcentaje y en otro porcentaje para alimentar industria de valor agregado para consumo brasilero, boliviano y de terceros; tercero: debe incorporarse un elemento ausente de la negociación: el eléctrico. De manera tal que la generación de electricidad a través de termoeléctrica binacional sea parte de la negociación.La riqueza del gas boliviano exportado en el gasoducto más grande del Cono Sur (con valor calórico mayor a 8.900 BTU -british termal unit- por millar de pie cúbico exportado) permite pensar en una industria de derivados: valor agregado a partir de los licuables.En ello debe considerarse la cantidad de “gas húmedo” (o rico) que se entregó entre 1999 y 2008 (antes de la addenda que reconoció que la corriente del gasoducto se lleva licuables), definiéndose sino una compensación monetaria un proyecto de alianza de negocios en donde Brasil financie la construcción de la infraestructura energética necesaria para los negocios compartidos que hemos señalado, de manera de alivianar los costos de las plantas de valor agregado que Bolivia debería correr como socio de Brasil. No hablamos de precio porque seguro la coyuntura de 2019 condicionará ésa discusión a otro tipo de consideraciones.Quizá los autores de la nacionalización –cuyo actor principalísimo fue el hoy exministro que ahora despotrica contra sus ex jefes políticos- deban considerar más detenidamente y con mayor seriedad la relación energética entre Bolivia y Brasil que, reitero, será larga y productiva o tediosa. No te puedes pelear con tu vecino que mide dos metros y pesa 180 kilos.Antes de concluir el contrato GSA en 2019 Bolivia ya debe tener una NPE diseñada de manera tal de persuadir a sus vecinos de tener relaciones de complementariedad energética –no de abuso- y de negocios fructíferos aprovechando la materia prima boliviana para generar valor agregado de utilidad continental.Lo que debe entender la actual administración es el urgente cambio de mentalidad: urge una nueva Ley de Hidrocarburos sostenida en una visión de política pública a largo plazo. La tan insistida NPE nueva Política Energética.En ella vamos a diseñar el futuro de las relaciones de Bolivia considerando como principal eje el tema de la industrialización a escala de gas natural, con plantes y mercados que hemos analizado ampliamente en otras columnas. *Máster en Administración, consultor del sector privado.

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