Los indígenas y Watergate

De todas maneras, cualquier que sea el sentido que adoptemos para entender qué son los pueblos indígenas, lo elemental es el respeto, que se construye laboriosamente, a partir del conocimiento y el reconocimiento recíproco. Ese respeto es lo importante. Lo demás son ceremonias protocolares. Y...

De todas maneras, cualquier que sea el sentido que adoptemos para entender qué son los pueblos indígenas, lo elemental es el respeto, que se construye laboriosamente, a partir del conocimiento y el reconocimiento recíproco. Ese respeto es lo importante. Lo demás son ceremonias protocolares. Y en la construcción de ese respeto estamos, precisamente.Pero el 9 de agosto es también importante por algo que colisiona con la reciente soberbia del Partido Republicano de los Estados Unidos y de su segmento más conservador y retrógrado, autodenominado “Tea Party”, que está presumiendo haber doblegado a su propio presidente bloqueándole la elevación de impuestos a los multimillonarios.Es que fue precisamente un 9 de agosto cuando Richard M. Nixon tuvo que renunciar a la presidencia estadounidense al verse implicado en un caso de espionaje político. Fue la primera y hasta ahora única vez que sucedía eso (la renuncia presidencial, porque el espionaje es rutinario) y se globalizó el asunto llamándolo “Caso Watergate”. Es bueno recordarlo, por lo menos parcialmente, para que no exista el riesgo de que lo olviden.En síntesis, el asunto fue así: El 9 de agosto de 1974 Richard Nixon comunica su renuncia al cargo al verificar que había perdido la “base política” necesaria para gobernar. El motivo fue el escándalo político de 1972 a 1975 que rodeó la revelación de actividades ilegales por parte de la administración republicana durante la campaña electoral de 1972. El escándalo nació con el arresto en junio de 1972 de cinco hombres que habían penetrado para espiar al Comité Nacional del Partido Demócrata en el hotel Watergate en Washington. Después de múltiples peripecias judiciales la implicación de la administración del presidente Richard Nixon se fue haciendo cada vez más evidente. La existencia de cintas magnetofónicas incriminatorias del ejecutivo y su negativa a ponerlas a disposición de la justicia llevaron a un duro enfrentamiento entre el presidente y el Poder Judicial. La opinión pública forzó finalmente la entrega de esas cintas, pero una fue alterada y dos desaparecieron. Nixon tuvo que entregar transcripciones de tres cintas magnetofónicas que claramente le implicaban en el encubrimiento del escándalo. Si bien Nixon se fue de la presidencia, quedó vigente lo que llamaron la “doctrina Nixon”, que fue argumentada como una “búsqueda de la paz a través de una asociación con aliados americanos”, pero que en la práctica sirvió para que Estados Unidos – por el petróleo- se metiera en la región del Golfo Pérsico. Y allí sigue, con problemas cada vez mayores y nadie que renuncie.

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