Reflexiones desde el Cursillo El ayuno

¿Por qué acudimos a El? Porque es nuestro Padre, es todopoderoso, confiamos en su misericordia y sabemos que nos ama.Hablar con Dios es orar, pero hay otras formas de orar, como por ejemplo ofrecer al Señor el ayuno que es la oración del cuerpo.Dios señaló a Moisés el ayuno que debían...

¿Por qué acudimos a El? Porque es nuestro Padre, es todopoderoso, confiamos en su misericordia y sabemos que nos ama.Hablar con Dios es orar, pero hay otras formas de orar, como por ejemplo ofrecer al Señor el ayuno que es la oración del cuerpo.Dios señaló a Moisés el ayuno que debían observar los israelitas en el día del perdón. (Lev. 23,27)En el antiguo testamento el ayuno es sobretodo preparación para la venida de Cristo. Los ayunos prescriptos tenían  este significado.Es el motivo por el que las primeras comunidades cristianas se sentían libres del ayuno. “Cristo ya ha venido, no estamos ya, obligados al ayuno”.La iglesia introdujo el ayuno en el tiempo de cuaresma, como una preparación por la venida de Cristo en pascua de resurrección.Hoy la iglesia no pide el ayuno como una práctica más o menos constante, como un ofrecimiento a Dios, o como una forma de expiación; con frecuencia los sacerdotes tienen temor de proponer prácticas que pueden significar un peso.Sin embargo el ayuno refuerza en el hombre la intención  de tomar las distancias de su propio yo y de luchar contra las exigencias de su cuerpo, porque el ayuno templa la voluntad.Con el ayuno llegamos al corazón de Dios que es un Padre que ama y se enternece al ver el sacrificio que sus hijos le ofrecen, como una oración de su propio cuerpo.¿Por  qué es la oración del cuerpo? Porque al practicar el ayuno, el cuerpo participa: en mi actitud espiritual. Creo que es una experiencia importante pues hoy nos cuesta encontrar la coherencia entre nuestra fe y nuestra vida.Es saludable vivir una disciplina del cuerpo junto con el espíritu.El ayuno es sobretodo un signo de solidaridad humana y cristiana, pues lleva al hombre a vivir voluntariamente lo que millones de personas viven de manera forzada, por necesidad. ¿No es quizás justicia que tu renuncies a algo para darlo a los pobres?El ayuno hoy, debería traducirse en solidaridad con los millones de personas, para los que pan y agua serían una comida suculenta.El ayuno es invitación a compartir lo que tenemos con quien sufre.Tenemos que recordar que ayuno y limosna van siempre de la mano.La renuncia para destinar lo equivalente a quienes sufren, es ofrenda de amor que se hace a Dios.El ayuno y la oración son armas poderosas con las que contamos los cristianos para llegar a la presencia de Dios, ser escuchados y favorecidos con sus bendiciones y ¿Qué son las bendiciones? Son regalos de Dios para el que le invoca y para sus seres queridos.Un día descubriremos que ninguna oración de intercesión hecha con fe y humildad, ha sido en vano y cuanto más el ayuno.

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