TIPNIS: el Estado o las ONGsTIPNIS: el Estado o las ONGs

No es el área específica del señor Delgadillo, pero debería saber que no son “los medios” los que mantienen en agenda ese asunto, sino las cada vez más y mejor manejadas “redes” de internet, y que no se necesita ser ingeniero electrónico ni de sistemas para saber qué son y cómo...

No es el área específica del señor Delgadillo, pero debería saber que no son “los medios” los que mantienen en agenda ese asunto, sino las cada vez más y mejor manejadas “redes” de internet, y que no se necesita ser ingeniero electrónico ni de sistemas para saber qué son y cómo funcionan.Gracias al internet se han fortalecido y multiplicado las redes sociales, que no son sino estructuras sociales compuestas de grupos de personas, las cuales están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, tales como amistad, parentesco, intereses comunes o que comparten conocimientos.Ahí, en las redes sociales, formalizadas o no, es donde se está manteniendo como prioridad de agenda el tema vinculado con el Territorio Indígena y Parque Natural Isiboro Sécure, tanto que ya se ha popularizado la sigla TIPNIS. Y eso está bien, porque la mayor participación social es la mejor (sino la única) forma de controlar la administración de “lo público”, que durante mucho tiempo se ha manejado como “de nadie” siendo que es “de todos”.Poco a poco, gracias a esa novedosa participación, se comienza a ver con más claridad el “asunto TIPNIS” y, en ese contexto, el rol de las ONG detrás de él y el cada vez mayor control, influencia y dependencia de Bolivia frente a Brasil, financiadora y constructora de la carretera que debe construirse por esa región patria.Así, el debate ha permitido a las autoridades gubernamentales develar el rol antinacional de muchas de las ONG que operan en Bolivia casi sin control. También ha permitido visibilizar el perverso efecto de haber “constitucionalizado” prerrogativas a los territorios “indígena originario campesinos” a tiempo de reconocerle incluso facultades de aplicar su propio régimen de justicia, constituyéndose en virtuales Estados y Repúblicas al interior de Bolivia. El asunto del TIPNIS ha evidenciado cómo, cuando está en juego el interés mayor del Estado y la República de Bolivia, las ONG financiadas por organismos internacionales que fomentan la división y fragmentación de los Estados nacionales para debilitarlos a favor de intereses externos, actúan detrás de los indígenas para evitar la construcción de infraestructura productiva y la generación de riqueza, como el caso de las exploraciones petroleras o la apertura de caminos.Los argumentos medio ambientalistas expresados en el debate respecto de la supuesta afectación irreversible del bosque amazónico son dudosos o falsos. El comportamiento natural del bosque amazónico es totalmente distinto del observado en bosques del hemisferio norte. Las carreteras construidas entre Cochabamba y Santa Cruz, por ejemplo, no han alterado la flora, fauna y bosques de esa vasta región por la que atraviesa, dado que los daños ocasionados durante su construcción, son rápidamente reparados por la propia naturaleza, que amenaza anualmente “devorarse” la ruta con el rápido crecimiento de nuevos árboles, comportamiento radicalmente distinto a lo que ocurre cuando se construye una ruta por un bosque de pinos en el Canadá, Rusia o Europa. Bolivia tiene el deber de comunicarse mediante los trazos técnicos óptimos entres sus capitales departamentales y con sus provincias. Es imperativo, entonces, que se construya la carretera y, a la vez, se imponga el interés general por sobre la particularidad, con las debidas compensaciones hacia quienes resulten ser afectados. La opción de no ejecutar esa obra no puede ser siquiera considerada y se impone el fortalecimiento y la autoridad del Estado nacional en este asunto clave. Bajo esta misma lógica, hubiese sido pertinente que el gobierno haya encargado la ejecución de esa obra a una empresa o asociación de empresas nacionales y no a una extranjera, menos aún sometiéndose a condicionamientos vinculados al crédito brasileño para ese objeto, como ya se hace público hoy. El fortalecimiento del Estado boliviano pasa también por el del sector productivo y de servicios privado nacional. La política de Estado en este aspecto debe ser coherente y debe apuntar siempre a ganar grados de libertad y no de dependencia técnica y económica.

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