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“Toma tu cruz y sígueme”

Desde los gobernantes, los poderosos, hasta a nivel de familias el egoísmo ha sido el arma que ha destruído la paz, porque se quebrantó la justicia, se perdió la confianza y el caos gobierna el mundo.  La humanidad,  lejos de acercarse a Dios, ha perdido la conciencia de pecado.  Hoy todo...

Desde los gobernantes, los poderosos, hasta a nivel de familias el egoísmo ha sido el arma que ha destruído la paz, porque se quebrantó la justicia, se perdió la confianza y el caos gobierna el mundo.  La humanidad,  lejos de acercarse a Dios, ha perdido la conciencia de pecado.  Hoy todo o casi todo es permitido por nuestra conciencia, parece que nada es malo, parece que ninguna acción que va en contra de la justicia, de la moral y de la caridad es mala. Es necesario mirar a lo alto, levantar los ojos y recordar las palabras de Jesús que son un llamado para seguirle y encontrar la paz “Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”.( Lc. 9,23)Es una invitación que no nos atrae y es más difícil encontrar a quien quiera tomar la cruz; hoy estamos más para buscar la felicidad por otros caminos en los que tenemos que esquivar la cruz. Hoy la juventud se aturde con música más que música son ruidos que rompen los tímpanos, con bailes torpes y desenfrenados con movimientos bruscos.  Otros,  la mayoría se aturden sumergidos en el alcohol y la droga.Muchos hacen política buscando su propio beneficio y para ésto el fin justifica los medios. Entonces ¿Cómo seguir al Señor? ¿Cómo encontrar razonable esta invitación que está tan lejos de nuestra realidad, de nuestro mundo materializado?Si somos cristianos pensemos que Cristo nos redimió con el sacrificio, sin sacrificio no podemos ser ayudantes de un Cristo crucificado.Piensa que siempre, aún cuando todo te vuelva las espaldas y te sientas como un naúfrago en el mar de la incomprensión y del sufrimiento,  Él lleva la peor parte, la mayor parte de la cruz.Si pones tu confianza en el Señor, verás como todo te parecerá más sencillo, aquel esfuerzo se habrá aligerado, aquel dolor se habrá hecho más suave, aquella renuncia se te hará más fácil.  Solo llevaras una astilla de la cruz del Redentor.No creas que los demás caminan por sendas asfaltadas de flores, aunque exteriormente lo parezca;  también ellos llevan su cruz. Todos llevan la suya.La cuestión no está en llevarla o no llevarla; el problema está en llevarla por Cristo y con Cristo o en llevarla gritando y maldiciendo.De ese matiz depende el ser o no cristiano.Hay que saber llevar la cruz de cada día.Si la cruz se lleva con estilo, con garbo, con elegancia espiritual, con  “clase”,           se achica y pierde peso.Hay que saber llevar la cruz de cada día, no de un sólo día, ¡Qué fácil sería ser santo llevando la cruz un sólo día!  Pero no, el evangelio es claro: “Si alguien quiere venir en pos de Mi, renuncie a si mismo, tome su cruz y sígame”.No en vano escribió San Pablo: “La doctrina de la Cruz de Cristo es necedad para los que se pierden, pero es poder de Dios, para los que se salvan” (1 carta a los Corintios 1,18).

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