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¿“Errores de cálculo”?

En las encuestas, por ejemplo, cuando están bien realizadas, se establece qué margen de error se tuvo, a fin de darle a quien interpreta esas cifras más probabilidades de acierto. Esos márgenes de error suelen ser como máximo del  por ciento.Pero esos recursos, tolerables en todo el mundo,...

En las encuestas, por ejemplo, cuando están bien realizadas, se establece qué margen de error se tuvo, a fin de darle a quien interpreta esas cifras más probabilidades de acierto. Esos márgenes de error suelen ser como máximo del  por ciento.Pero esos recursos, tolerables en todo el mundo, aquí los estamos utilizando con excesos que los desvirtúan. Y el caso de los carros “chutos” es buen ejemplo de ello. Ya habíamos anticipado que este asunto traería larga cola, pero no imaginábamos cuán larga.Porque una cosa es que una encuesta diga, por ejemplo, que de cada diez ciudadanos bolivianos 9 están inconformes con las medidas del gobierno y resulte que no son realmente 9 sino 8. Es un margen de error tolerable.  Pero que digan que se van a “nacionalizar” aproximadamente 10 mil vehículos “chutos” y que luego resulten 128.059 no es un simple margen de error. Ahí puede haber mucho más.Primero, porque el cálculo de los 10.000 no lo hizo ningún despistado guarda de aduana, sino un ministro, y no cualquier ministro, sino quien tiene obligación de manejar bien los cálculos. El de finanzas.Segundo, que ese cálculo fue básico para redactar el decreto que legalizaría los tales vehículos y los decretos no los andan imaginando  ciudadanos del montón, sino que son materia del manejo de círculos muy estrechos de gobierno: Del Ejecutivo y el Legislativo, principalmente.Tercero, que poniéndole un valor  “moderado” de 2.000 dólares a cada vehículo, la diferencia de valor entre lo que estimo el ministro y lo que finalmente resultó cobijado por el decreto, es de más de 230 millones de dólares. Eso ya nadie llamaría “margen de error”. Ahí hay mucho más que eso.Y estamos tocando apenas la punta de la larga cola que esto tendrá y que solo será comparable a la que tuvo (y tiene aún) el frustrado “gasolinazo”, que hasta hoy no ha queda do completamente claro para todos qué, cómo ni quiénes estuvieron realmente involucrados en ese asunto.Una parte de lo que habrá que aclarar en el asunto de los carros chutos tiene que ver, precisamente, con el mayor consumo de gasolina subvencionada,  que no será cuestión de centavitos, sino de muchos millones.Podemos seguir indefinidamente. Podemos ponernos a analizar la mayor contaminación ambiental, la accidentalidad vial y muchos otros aspectos de más difícil cuantificación y cada vez encontraremos que la diferencia entre 10.000 y 130.000 no puede simplemente manejarse como “error de cálculo”.Encontraremos que los perjuicios son muchos y que quien, como siempre, “paga el pato de la boda” es el pueblo. Pero debemos insistir para saber quiénes son los que recibieron las utilidades de semejante error de cálculo.Es posible que encontremos muchas sorpresas y seguramente encontraremos también muchas razones para aplicar leyes de responsabilidades y ley Marcelo Quiroga.  ¿Porque para eso las tenemos, verdad?

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