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Cuestión de dignidad

Triste consuelo, porque ya el gas hace dos días que se está yendo por el gasoducto estrenado con bombos y platillos, pero hay inconformidad y eso es algo. Así se comienza. Hay todavía mucha lucha por delante, pero mientras exista un boliviano, uno solo, que se resista a que todo se limita a...

Triste consuelo, porque ya el gas hace dos días que se está yendo por el gasoducto estrenado con bombos y platillos, pero hay inconformidad y eso es algo. Así se comienza. Hay todavía mucha lucha por delante, pero mientras exista un boliviano, uno solo, que se resista a que todo se limita a la fórmula “exportar o morir”, habrá esperanza.En diciembre de 1957, Sergio Almaraz Paz escribía esto, que es lo que nos sirvió de inspiración para los párrafos anteriores:“No queremos que Bolivia se convierta en un país petrolero, como en el pasado los bolivianos honestos no quisiera un país estañífero: no queremos un país cuyo dilema vital se exprese en la fórmula “exportar o morir”. A ello se oponen la experiencia nacional, perentorias razones económicas y política y sobre todo, la dignidad de un pueblo que lucha para construir su propio destino. Los bolivianos anhelamos industrias, minas modernas. Una agricultura mecanizada, ferrocarriles, caminos, escuelas. Todo esto nos lo puede dar el petróleo. Todo depende de las manos en que se encuentre. El petróleo representa hoy la herramienta histórica del porvenir boliviano, su defensa es la defensa de la Patria misma”.Estas son las últimas frases del libro Petróleo en Bolivia, escrito por Sergio Almaraz Paz en diciembre de 1.957, cuando nuestro país ya había nacionalizado las minas y había también nacionalizado el petróleo, pero como en el mismo libro don Sergio sostenía: “Bolivia enfrenta su destino de país oprimido en un nuevo ciclo. La opresión extranjera describe círculos; plata, salitre, goma, estaño, petróleo. Con cada nuevo ciclo se va un girón de vida nacional, cada etapa llega a su término con una nueva mutilación de la independencia nacional”Pero Sergio no transmitió fatalismo.  Por algo mencionaba a otro boliviano ejemplar, Augusto Céspedes Patzi, quien en El Dictador Suicida había sostenido que “En términos de política, aún el poderío imperialista puede ceder en relativas concesiones ante un pueblo pequeño, cuando sus dirigentes saben luchar por sus derechos”.Y esto último es lo que debe mantener nos siempre alertas y dispuestos: “cuando sus dirigentes saben luchar por sus derechos”No está todo perdido. Si hasta tenemos organizada una Empresa Boliviana para la Industrialización de Hidrocarburos, EBIH, que formalmente debería estar haciendo eso; solucionando cualquier problema que impida o dificulte la industrialización del gas. Porque para eso fue creada la EBIH. Estamos pendiente de lo haga y también de lo que deje de hacer.Los responsables de la EBIH han formulados declaraciones sobre una planta productora de urea, otra de amoniaco y lo ponen mucho énfasis cuando hablan de PVC, (Policloruro de vinilo) que es otro producto derivado del gas.Pero hasta ahora son solo palabras. Y las palabras  se las lleva el viento. Junto con el gas boliviano. Al Brasil y a la Argentina.

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