El MAS y el Kapital

Sin embargo lo que las unifica es su apelación al movimiento indígena como un actor central del “proceso de cambio”. La izquierda precedente era férreamente obrerista, y consideraba a los campesinos como simple aliados. Nunca se hablaba de indígenas o de pueblos originarios. Salvo los...

Sin embargo lo que las unifica es su apelación al movimiento indígena como un actor central del “proceso de cambio”. La izquierda precedente era férreamente obrerista, y consideraba a los campesinos como simple aliados. Nunca se hablaba de indígenas o de pueblos originarios. Salvo los maoístas que consideraban que la revolución vendría del campo a la ciudad, el resto concentraba su reclutamiento y accionar en las ciudades o en las concentraciones obreras, las mineras básicamente. También se distancia del nacionalismo revolucionario porque rompe y deconstruye el mestizaje como una vía alternativa a la construcción de la nación y el español como lengua franca; aunque en sus políticas culturales el MAS no ha avanzado hasta ahora más allá del folklorismo propio del nacionalismo. El MAS, por otra parte, no es un típico partido clásico de izquierda integrado por cuadros que hacen vida política centralizada, en su organización luce más bien como una agregación de corrientes y movimientos que responden a una dirección altamente centralizada. Al desechar la letra de la “crítica de la economía política” (Das Kapital), fundada por Marx,  el MAS se desprende del sujeto obrero como único portador de un proyecto iluminista y utópico. Además el concepto de obrero no es equivalente al proletariado  enarbolado por las internacionales socialistas. Para Álvaro García Linera existen diversas formas laborales abigarradas pueden ser subsumidas dentro el capital. Basándose además en René Zavaleta Mercado y pero también distanciándose de él,  con el concepto de sociedad abigarrada y, por extensión, de masa insurgente. Zavaleta Mercado a su vez fue tributario del estructuralismo marxista francés y algunos marxistas italianos. Sociedad abigarrada nos transporta más allá del modo de producción capitalista, objeto de análisis de Marx, hasta la formación social o modos de producción articulados para la égida del capital. Al respecto hubo mucha discusión y producción teórica en los años 70s del siglo pasado entre los marxistas latinoamericanos que trataba de dar cuenta de sociedades más diversas de las que pintaba Marx mirando a Inglaterra. Paradójicamente fue la derrota obrera y su centralidad a mediados de los 80s del siglo XX (Decreto 21060), la que abrió espacio al movimiento indígena, secundarizado hasta entonces; salvo durante las grandes insurrecciones de 1781, de 1899 y la posguerra del Chaco hasta 1953 cuando se decretó la Reforma Agraria. La historia, decía Marx, avanza por el lado malo.Historiador. Director del centro cuarto Intermedio [email protected]/ www.uramanta.org

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