España: Se llama crisis, y vino para quedarse

Es probable que acudan donde se concentran los manifestantes, pontificarán cuatro cosas y se volverán a casa a verlas venir. Todo menos hacer trabajo de calle, todo menos hacer trabajo en los barrios. No tomarán nota de que la gente sí que se mueve: ello sería contradictorio con sus...

Es probable que acudan donde se concentran los manifestantes, pontificarán cuatro cosas y se volverán a casa a verlas venir. Todo menos hacer trabajo de calle, todo menos hacer trabajo en los barrios. No tomarán nota de que la gente sí que se mueve: ello sería contradictorio con sus discursos de café con leche, bata y pantuflas.Y cuando el 15-M* se diluya (es lo que el régimen está intentando hacer aprovechando las contradicciones entre quienes piden revolución y quienes sólo piden reformas), esos pontífices volverán a regar su derrotista canción. Todo menos hacer trabajo de calle, todo menos hacer trabajo en los barrios.Para finalizar, estoy seguro de que en unos momentos en los que las personas se sienten importantes porque han recuperado su dignidad, si los sindicatos mayoritarios hicieran una proclama (no se escandalicen, es un ejemplo) invitándolos a tomar la Moncloa (metáfora), acudirían cientos de miles de esos que “no se mueven”.Pero si el 15-M desaparece, no les quepa duda de que, antes o después, volverá a surgir otro movimiento ciudadano, porque la circunstancia que ha provocado esta situación no la puede controlar el régimen. Se llama crisis y vino para quedarse.*Llaman coloquialmente 15-M a las manifestaciones que comenzaron el 15 de mayo

Más del autor