Agua, cuestión de vida o muerte

Con el crecimiento poblacional mundial, cercano a seis mil 800 millones de habitantes, aumenta la demanda en la utilización del recurso en la industria (farmacéutica, cosméticos, alimenticia y textil, entre muchas otras).En la actualidad existe un debate ético entre quienes defienden al agua...

Con el crecimiento poblacional mundial, cercano a seis mil 800 millones de habitantes, aumenta la demanda en la utilización del recurso en la industria (farmacéutica, cosméticos, alimenticia y textil, entre muchas otras).En la actualidad existe un debate ético entre quienes defienden al agua como bien social relacionado con el derecho a la vida y aquellos que lo asumen como un negocio multimillonario.El analista Edmundo Fayanás publicó en el sitio Rebelión que en medio de esta fiebre por el “oro azul” ha surgido una industria cuyo valor rondó, según estimaciones del Banco Mundial, el billón de dólares, en el año 2001.Entre las principales industrias del sector, se encuentran las corporaciones multinacionales con fines lucrativos, que ofrecen servicios hídricos o venden agua embotellada, logrando grandes beneficios, apunta Fayanás.El agua, como la sonrisa, no debe tener precio. Pero el antiguo dicho de que “aquí no se cobra el agua” es pura fantasía para los especuladores del líquido vital.Para el liberalismo económico, se trata de un bien comercial, como el petróleo, un auto o una prenda de vestir, y, aunque el acceso a ella es una necesidad, no la considera un derecho humano esencial.Todo lo contrario a lo estipulado en la resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas, el 28 de julio de 2010, que reconoce al agua potable y al saneamiento básico como derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida.Dicha resolución fue adoptada a iniciativa de Bolivia, tras 15 años de debates, e impulsada por una activa campaña liderada por el presidente de ese país suramericano, Evo Morales.En tanto fuente de vida, es también consecuencia de la muerte de millones de personas por enfermedades relacionadas con su consumo contaminado, sobre todo en el África subsahariana. Beber agua no tratada causa cinco millones de muertes al año, según informes de Naciones Unidas.Pero aproximadamente mil millones de personas carecen del servicio de agua potable y más de dos mil 600 millones no disponen de acceso al saneamiento básico.Reducir para el 2015 en el 50 por ciento el número de personas sin ella se contempla como una de las Metas del Milenio de la ONU, aspiración que está lejos de alcanzarse, pero incluso si así fuere se calcula que aún quedarían alrededor de 500 millones sin la posibilidad de acceder a ella, y más de mil millones carecerían de un adecuado sistema de saneamiento.La Organización Mundial de la Salud estima que la adopción de políticas de agua segura podría evitar la muerte de un millón 400 mil niños al año, víctimas de la diarrea.Pero los esfuerzos actuales son insuficientes para conservar y aprovechar el recurso natural que generó vida y que se convierte hoy en causa de especulación, conflictos y muerte.

Más del autor