La Revolución Nacional de Abril de 1952

La Revolución Nacional de 1952 significó para Bolivia la recuperación de la soberanía y la dignidad de las clases sociales que hasta entonces vivían en absoluto estado de opresión y humillación; al respecto, el Presidente Evo Morales señaló que su madre no podía ingresar a la Plaza...

La Revolución Nacional de 1952 significó para Bolivia la recuperación de la soberanía y la dignidad de las clases sociales que hasta entonces vivían en absoluto estado de opresión y humillación; al respecto, el Presidente Evo Morales señaló que su madre no podía ingresar a la Plaza Murillo. Sólo la significación política y sociológica de la Reforma Agraria (1953) y el Voto Universal (1952), pueden explicar la naturaleza del conflicto y la emergencia social que hoy vive Bolivia en particular en el medio rural. Sin éstas grandes medidas de justicia social y liberación nacional oportuna y estratégicamente complementadas con la Nacionalización de las Minas, la vertebración territorial, la diversificación económica, participación popular y otras- no se entendería a la Bolivia del presente con un Mandatario mestizo de origen humilde, ni se viabilizaría el camino de mayor igualdad e inclusión que Bolivia angustiosamente reclama y busca. La Nacionalización de la gran minería (1952) fue una medida política y económica que sirvió para destruir la Colonia y empezar a construir la Nación de verdad. El “descubrimiento” casual del Informe Pikering (enero 1953), relacionado a la situación de las minas, fue un momento estelar de la nueva Bolivia porque cambio el sentido del desarrollo del país y se empezó a impulsar el polo económico de Santa Cruz con los excedentes de la Nacionalización de las Minas, en base al Plan Bohan (1942) y al Plan de Desarrollo de Santa cruz elaborado por Alfonso Gumucio en el sexenio (1946-1952); caso contrario el país hubiese seguido dependiendo de la minería y el desarrollo oriental hubiese quedado postergado para las calendas griegas. No existe Proyecto más nacional e integrador que el modelo productivo implementado por la Revolución Nacional del 52 y que tiene su centro gravitacional en esta progresista región. Ciudadanos del interior de la República moldearon-con los años- por medio de la alianza de clases una comunidad hispano, mestiza y criolla cohesionada que hoy presiden instituciones cívicas y productivas como ANAPO, CAO, CAINCO, dejando sin argumentos válidos a los adversarios del modelo de desarrollo de la Revolución Nacional del 52 El MNR sigue siendo un movimiento político que analiza y estudia dialécticamente la realidad nacional y actúa en función de ella para transformarla, por ello no desconoce ni olvida algunos trances históricos-adversos a su condición de vanguardia moral y política de la Revolución Nacional-en las que tuvo que participar por fuerza de la coyuntura y de las circunstancias; dentro de una mirada de autocrítica, asumimos que el MNR, entre 2002/03, no supo interpretar ni manejar correctamente los acontecimientos políticos y sociales, ni dar respuestas a la altura y magnitud del reto planteado. No se comprendió que los movimientos sociales-fruto y producto de nuestras propias medidas revolucionarias-habían constituido una presencia nacional, organizada y movilizada en demanda de un cambio profundo; no entendimos tampoco, que la movilización popular rechazaba las formas usuales de administración del poder, entre ella las concertaciones superestructurales elitistas y cupulares prebendalistas y corruptas. En el balance de 59 años-en este día glorioso en la historia del Partido-el MNR reconoce con hidalguía sus errores, pero reivindica con claridad sus logros a favor de la Nación porque nadie puede negar su extraordinaria importancia que marcó la iniciación de un período de profundos cambios, sin paralelo desde la independencia de 1825, en las estructuras económica, social, política y cultural del país; éstas realizaciones trascendentales son las que dan vigencia hasta hoy día al proceso de la Revolución Nacional, porque aún no se ha logrado construir la Nación de verdad soberana e integrada sin clases sociales excluidas ni humilladas, supremo legado del sabio de la política boliviana Víctor Paz Estenssoro.

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