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Otra vez la oleocracia

El mayor precio que ahora tienen, para el consumidor final (o para los consumidores finales, más bien) la gasolina y el diesel, tiene a muchos traumatizados, angustiados, desesperados casi, pero no es sino uno de los efectos de la larga cadena de circunstancias, ya históricas, ligadas en forma...

El mayor precio que ahora tienen, para el consumidor final (o para los consumidores finales, más bien) la gasolina y el diesel, tiene a muchos traumatizados, angustiados, desesperados casi, pero no es sino uno de los efectos de la larga cadena de circunstancias, ya históricas, ligadas en forma indisoluble a “ese líquido oscuro y viscoso que ensucia todo. Especialmente las conciencias”: el petróleo.Con el petróleo se está cumpliendo una vez más aquello que hace 35 años, en 1.974, sentenciaba Marcelo Quiroga Santa Cruz:“Los recursos naturales no renovables (y el petróleo lo es, por excelencia) son el pan de hoy y el hambre de mañana”El decía que los pueblos coloniales y las naciones dependientes apenas están comenzando a entender que la explotación de tales recursos siempre benefició a los países colonialistas y a los que les suceden en la práctica del neocolonialismo. Actualmente, los modernos operadores de esos beneficios no son ni siquiera países, sino corporaciones transnacionales, sin patria, sin conciencia y, por supuesto, sin alma.El gasolinazo, entonces hay que verlo en esa perspectiva. En última instancia quien “paga los platos rotos” o quien “paga el pato de la boda” es un pueblo que ni siquiera comió en esos platos y mucho menos fue invitado a la metafórica boda.Dice el gobierno, como para explicar el alza o “gasolinazo” (explicarlo podría, justificarlo ya no) que en el mercado internacional el barril de crudo “se encuentra alrededor de los 80 dólares”, asegurando que  “esta diferencia de precios desalienta la producción de líquidos en el país”.El crudo en Bolivia cuesta 27,7 dólares el barril, de acuerdo con lo determinado por el gobierno, de este monto el 50 por ciento es ingreso para el Estado, con regalías y participaciones, que sumaría 13,85 dólares por barril, el costo de producción los 10 dólares que dice  YPFB, el transporte  está alrededor de 2 dólares, y el resto otros tributos.Entonces, ¿Quién está ganando millones? Porque son decenas de millones de dólares las utilidades que arroja cada año el negocio petrolero. Con todo desparpajo, tales corporaciones (Repsol, Petrobrás, Total, Shell y otras) precisamente por estos días hacen balance y anuncian esas multimillonarias utilidades. Hace poco, a propósito del Decreto 0676, del 20 de octubre de 2010, que multiplica por dos las áreas petroleras del país, se alguien se refirió a esa amnesia generalizada que olvida los tristes acontecimientos de la historia contemporánea, para convertir en bloque petrolero más de 690 mil hectáreas del “Parque Nacional Madidi; 723 mil hectáreas en el parque nacional y territorio indígena Isiboro Sécure, 154 mil hectáreas del Parque Nacional Aguaragüe y otras áreas. Todo eso para que las nuevas “socias”, - con capital y domicilios deslocalizados – machaquen el territorio en la actividad más nociva del planeta.Esto hay que volverlo a estudiar hasta entenderlo, porque quedarse en los berrinches por otro “gasolinazo” inevitablemente nos hará tropezar pronto, más temprano que tarde, con la misma piedra.


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