Espacio publicitarioEspacio publicitarioEspacio publicitario

Soplan vientos de integración

Por eso, quienes orientan los procesos de integración tienen el desafío de encontrar los caminos que hagan posible el intercambio en la gran diversidad que caracteriza a nuestras culturas latinoamericanas. Porque a esa integración es que nos estamos refiriendo.Existen estudiosos del tema que...

Por eso, quienes orientan los procesos de integración tienen el desafío de encontrar los caminos que hagan posible el intercambio en la gran diversidad que caracteriza a nuestras culturas latinoamericanas. Porque a esa integración es que nos estamos refiriendo.Existen estudiosos del tema que inclusive, haciendo un juego de palabras y de conceptos, sustituyen la “vieja” geopolítica por  una “geocultura” que sustituirá a la “geoeconomía” que es todavía el marco referencial en el que muchos inscriben la integración.Cuando se formula estos audaces conceptos, no se visualiza a la cultura como refinamiento ni como erudición, sino como resultado de la interacción de los hombres en un medio. La cultura como herencia social de los pueblos. La cultura como proyecto compartido de un conglomerado humano, como una red simbólica de significados. La cultura, en fin, como forma de vida, como expresión de las “razones de vivir” de individuos, de grupos y de sociedades.Gregorio Racondo, abogado y sociólogo argentino con largo oficio en las relaciones exteriores de su país, hizo una valiosa compilación de planteamientos de personajes de notoria relevancia en Sudamérica a lo largo de procesos integracionistas que ya han fructificado en Mercosur y en Unasur, instrumentos concretos funcionales para ese largo y azaroso camino para la reconstrucción de la Patria Grande imaginada por Simón Bolívar y otros precursores del latinoamericanismo real.Dice Racondo, en el prólogo de “Mercosur, la Dimensión Cultural de la Integración”, que no se trata de sacralizar la cultura, sino de devolverle su verdadera dimensión y funciones en esta sociedad posmoderna y se la propone como una “auto reflexión colectiva sobre la propia identidad”.Y escribió también estas premonitorias y estimulantes palabras: “Soplan vientos de integración en el espacio y en el tiempo latinoamericano. Son vientos que reconstruyen la utopía de la América de las Patrias que soñaron nuestros libertadores. Son vientos que nos acercan la ética solidaria y nos devuelven la esperanza a los pueblos de nuestro subcontinente invertebrado. Vivimos, sin lugar a dudas, una nueva cultura integradora”. Las escribió en 1.994 y hoy Unasur esya un proyecto vivo y pujante.Buenas han sido y serán las “cumbres” de mandatarios, es cierto, pero más importante que ellas es que la simiente integradora ya germina en nuestros pueblos, que es de donde emergerá fuerte, como todo lo bueno, como todo lo que se construye desde abajo y desde adentro. Como debe ser.


Más del autor