Soldati no viene de solidaridad

Esta vez, se trata del reclamo por el derecho a la vivienda. En todo el país vecino se han producido movilizaciones una de las cuales, la de Villa Soldati, causó y sigue causando impacto por la represión policial contra alrededor de un millar de gente carente de un techo. Cuatro muertos y...

Esta vez, se trata del reclamo por el derecho a la vivienda. En todo el país vecino se han producido movilizaciones una de las cuales, la de Villa Soldati, causó y sigue causando impacto por la represión policial contra alrededor de un millar de gente carente de un techo. Cuatro muertos y varias decenas de heridos se contabilizaron en esa arremetida. Pero lo peor vino después, cuando las barras bravas propiciadas por grupos xenófobos, atacaron un día sí y otro también, a los grupos de esa misma gente que pide nada más que una tapera para cebar un mate y engañar al hambre.Buenos Aires, sólo la ciudad capital, circunvalada por la avenida General Paz, tiene alrededor de 3 y medio millones de habitantes. Si hablamos del Gran Buenos Aires, contabilizamos cerca de 13 millones, cantidad superior a la población total de cuatro o cinco países de Sudamérica. Casi parecería comprensible que haya mucha gente sin vivienda. Gente que se arracima en las villas miseria, dispersas en toda la extensión de aquella inmensa urbe. Gente que viene de las provincias argentinas y de otros países, principalmente Bolivia y Paraguay.Ese Buenos Aires, por ser la ciudad donde reside el gobierno nacional, tiene carácter autónomo, separado de la provincia del mismo nombre. El gobierno de esa autonomía defiende la propiedad privada y rechaza la demanda para ocupar terrenos públicos, que hacen los habitantes que ya no tienen cabida en las villas a las que llegaron del interior de Argentina o del exterior.Los villeros forman un estrato social con peculiaridades que los separan aún de los barrios pobres. De esos barrios salió el tango y de las villas, la cumbia villera. Eso supone que, aún culturalmente, hay marcadas diferencias.Por eso, las barras bravas están dispuestas a arremeter contra los villeros. Puede ser que, incluso, algún habitante de las villas esté mimetizado en aquéllas, pero sólo participa de las acciones para confirmar su identidad con la barra.Los villeros son, casi por definición, gente que vive en la informalidad. Si son argentinos, por lo general no son propietarios legales de sus viviendas y, si son extranjeros, además de eso no tienen permanencia oficial en el país. Así vive la mayoría de los bolivianos que emigraron a la Argentina, del mismo modo que los migrantes a Estados Unidos o Europa.Contra ellos se desata la xenofobia. Es como si una repulsión escondida, que ha formado esta sociedad llena de prejuicios, espera cualquier excusa para revelarse en toda su grosera potencia contra ellos, preferentemente contra bolivianos y paraguayos. Por eso, no es de extrañar que, al menos dos de los muertos y posiblemente tres, sean bolivianos y no se sabe cuántos heridos también lo sean.Aquí, en Bolivia, el gobierno del presidente Evo Morales y la mayoría del pueblo, estamos avanzando en un proceso de cambio, que incluye a todos los compatriotas emigrados. La república liberal, los expulsaba por las malas condiciones económicas internas y el período neoliberal multiplicó esa presión. Por eso, es una gran noticia que el propio presidente haya convocado a aquellos bolivianos que buscan siquiera un pedazo de tierra para plantar su techo, a que retornen al país.Mientras eso pueda ocurrir, ¿qué pasará con nuestros compatriotas? Allí están, cargando con el mote de “okupas”, que es un insulto de las barras bravas y que los medios de comunicación han adoptado para designarlos. Son okupas, con K, que es el sonido fuerte de la pronunciación aymara y quechua. Son okupas con k, porque no se les quiere reconocer ni siquiera la condición de ocupantes de Villa Soldati.Allí resistieron la embestida de la policía aunque, después de tantas bajas, en la mesa de negociación con el gobierno de la ciudad, debieron aceptar retirarse. Salieron de aquellos terrenos, pero se quedaron cerca, porque no tienen dónde ir. Y de tanto en tanto, como si fuese una diversión, aparecen las barras bravas a insultarlos y golpearlos.Allí están, guarecidos bajo un techo armado provisoriamente con cualquier cosa. Alguno seguramente tocará la quena o el pinquillo; otro tendrá una vieja guitarra. Circulará un mate y, muy de tanto en tanto, un plato de sopa con alguna verdura conseguida de cualquier manera. Nadie se solidariza con ellos. No tienen apoyo allí, donde fueron a trabajar con la esperanza de encontrar una mejor condición de vida.Es necesario, por eso, hacer un llamamiento a la solidaridad en nuestro país, en este país que nunca dejó de ser de ellos. El gobierno boliviano debe ocuparse de ellos, pues no basta con ofrecerles el retorno. Es necesario llevarles alimentos, a los bolivianos y sus compañeros. Abrigo y carpas para los okupas. Diálogo con el gobierno argentino, para buscar soluciones de largo plazo pero también las inmediatas, por más transitorias que sean.Y que ésta, sea una preocupación de todos. Que nuestros compatriotas, los paraguayos y los “cabecitas negras” argentinos, olviden la palabra Soldati y reconozcan la palabra solidaridad.


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