Arcesino

ha dicho que está dispuesto a revelar datos, hacer informes y completar la nefasta historia de la dictadura, pero a cambio de algo. Desfachatado, con la misma falta de dignidad con la que hizo chicana en Estados Unidos para no volver al país a cumplir su condena, quiere vender información. Los...

ha dicho que está dispuesto a revelar datos, hacer informes y completar la nefasta historia de la dictadura, pero a cambio de algo. Desfachatado, con la misma falta de dignidad con la que hizo chicana en Estados Unidos para no volver al país a cumplir su condena, quiere vender información. Los medios de comunicación, apenas han dado cobertura a su descaro. Y está bien que no hagan eco a las declaraciones de un delincuente. Pero los jóvenes de hoy, no conocen los detalles de la tenebrosa historia de la dictadura que comandaron García Meza y Arce Gómez.

 

El sábado 22 de marzo de 1980 reconocimos el cadáver de Luís Espinal, en la morgue de La Paz, cruelmente martirizado por los paramilitares de Luís Arce Gómez. El lunes siguiente, una marea humana acompañó sus restos hasta el cementerio general, gritando: Arcesino, Arcesino, Arcesino. Todos sabíamos que Arce Gómez era el autor intelectual de ese crimen. 30 años después, hace unos meses, ha comenzado a cumplir su condena por ese y otros crímenes que cometió antes y después del golpe de Estado.

 

A comienzos de los ’90, un operativo de la DEA lo secuestró y lo trasladó a Estados Unidos de Norteamérica. Después, para disfrazar el flagrante atropello a la soberanía nacional, el presidente de entonces dijo que él había ordenado la detención y entrega del criminal. El presidente no tenía, según la Constitución, atribución para semejante atropello, pero así eran los tiempos de sometimiento. De todos modos, allí fue juzgado por narcotráfico mientras aquí, con el dictador Luis García Meza también prófugo, se prolongaba el juicio de responsabilidades que recién finalizó en abril de 1993. Los principales responsables de ese régimen fueron condenados a la pena máxima: 30 años de cárcel sin derecho a indulto.

 

Arce Gómez llegó hace poco tiempo con muchos temores. Seguramente recordaba que él, prepotente desde su cargo aquel año ’80, había dicho que los opositores al régimen debían andar con el testamento bajo el brazo. Pero ahora, durante las semanas que está preso, se ha sentido seguro y comienza a fanfarronear diciendo que él no fue un títere, que no era como marido cornudo, que él se enteraba de las cosas primero que nadie. ¿Habrá querido decir que el títere fue García Meza? Pero esa es una disputa entre delincuentes.

 

Queda claro, en todo caso, que él supo, antes que nadie, del secuestro de Luís Espinal y que fue él quien ordenó su tortura y asesinato. Como operador principal del golpe, es responsable del asesinato de Marcelo Quiroga, Carlos Flores y Gualberto Vega al mediodía de ese jueves. Pero además, según esa confesión de que él sabía todo, conoció y talvez dirigió el crimen de la calle Harrington. Otro crimen que no puede olvidarse es el que cometió contra el dirigente campesino Genaro Flores: perseguido con orden de matarlo, un disparo por la espalda lo dejó paralítico para siempre. ¿Cuántos otros crímenes ordenó este asesino? El Ministerio Público tiene esta tarea pues, según el Código Penal, corresponde a la fiscalía, de oficio, sin requerimiento de autoridad o ciudadano alguno, investigar la información que tiene. La ley establece que, quien retiene pruebas, datos o cualquier detalle sobre delitos, es cómplice; así lo ha dicho ya un fiscal. Lo único que procede, de ahí en adelante, es conminarlo a declarar.

 

El histórico dirigente minero Simón Reyes, tiene que recordar la escena que montó Arce Gómez en su despacho, trasmitida por el canal de televisión estatal. Reyes fue torturado con crueldad y debieron pasar varias semanas antes que se repusiera. Arce Gómez sólo entonces los llevó, a Juan Lechín y a él, al despacho ministerial y, haciendo una broma macabra, se dirigió a Lechín informándole que su hijo Juan Claudio había dicho, en París, que Arce Gómez había asesinado a su padre. A continuación agregó: “¿Qué le parece si lo enviamos a usted en un ataúd?”.

 

La ferocidad de la represión, en los pocos meses que estos criminales ultrajaron al país desde el gobierno, causó al menos 36 asesinatos políticos, 160 muertos en masacres y unos 87 desaparecidos, además de numerosos heridos, detenidos y torturados. La dictadura de García Meza y Arce Gómez, se distinguió también por la escandalosa corrupción y los negociados (vidrios rayban, piedras semipreciosas de La Gaiba, carritos Hanna, narcotráfico).

 

Pero, en Bolivia, no es posible aumentar penas. Hay una racionalidad en la Constitución Política del Estado que establece un máximo de 30 años de cárcel, fallo que, de otra parte, se dicta sobre el delito mayor cometido por la persona. No se introduce la barbaridad de dos o tres cadenas perpetuas a las que incluso se les agrega algunos años más, por si acaso fuese indultado de alguna cadena perpetua.

 

Eso funciona en Estados Unidos y Arce Gómez cree que aquí puede lograr también negociar su situación. Es probable que, con esa mentalidad, haya declarado allá, antes de ser extraditado a Bolivia que él, al llegar al país, daría información sobre estos puntos: ¿Quiénes secuestraron, torturaron y acribillaron al padre Luís Espinal? ¿Dónde están los restos de Marcelo Quiroga Santa Cruz? ¿Quiénes fueron los autores materiales e intelectuales del asesinato de Quiroga Santa Cruz? ¿Cuál es el paradero de los restos de Carlos Flores Bedregal? ¿Por qué Mario Rolón Anaya fue el Canciller de Luís García Meza? ¿Qué relación tenía con el ex presidente Hugo Bánzer Suárez? ¿Cuál fue la relación del gobierno de entonces con ADN y el MNR? ¿Quiénes fueron los que ordenaron, planificaron y ejecutaron el asesinato de dirigentes del MIR en la calle Harrington de La Paz? ¿Cuál fue la relación del gobierno de Luís García Meza con los grupos neonazis, entre ellos con Klaus Barbie, alias Altman, con militares argentinos y con las bandas de narcotraficantes ubicadas entonces en el oriente del país? ¿Quiénes instruyeron y ejecutaron el asalto a la Central Obrera Boliviana el 17 de julio de 1980? Pero, ni siquiera su abogado cree posible que pueda darse tal negociación.

 

Lo que si es posible y, además, de justicia, que este señor y su compinche Luís García Meza, sean tratados al igual que los otros presos: sin privilegios. No tienen derecho a la atención en el Hospital Militar porque ellos, por los delitos cometidos, han sido degradados con deshonor. Si bien, jurídicamente, indulto supone supresión de pena o, al menos, rebaja no es menos cierto que se asume que, con ese fallo, se advierte que no puede haber ningún tipo de indulgencia para con el condenado. Y de esto ha habido mucho. Ya es tiempo de que cumplan su pena como tal y no como descanso.


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