¿Por qué las personas disfrazan su edad?

Nosotros los hombres queremos determinar a menudo el transcurso de nuestra vida terrenal y nos comportamos en cierto sentido como payasos, que se muestran al público con vestidos relucientes de todos colores. Con esto no se hace referencia solamente a los jóvenes, sino sobre todo a aquellos que...

Nosotros los hombres queremos determinar a menudo el transcurso de nuestra vida terrenal y nos comportamos en cierto sentido como payasos, que se muestran al público con vestidos relucientes de todos colores. Con esto no se hace referencia solamente a los jóvenes, sino sobre todo a aquellos que quieren ser adultos y que dicen ser sociables.

Observemos las estaciones del año. La primavera no quiere ser el verano, ni el verano la primavera. El otoño no quiere ser el verano, ni el invierno el otoño. Pero muchas personas creen tener que ser la primavera cuando llegan a la mitad de su vida, es decir al verano o al verano tardío y se atavían correspondientemente. Escogen un peinado o ropas que corresponden a la juventud, a la primavera, y no a la persona que ha llegado a la mitad de su vida, al verano.

Quien llega al otoño de la vida a menudo quiere recuperar la mitad de su vida, el verano. Por ello tiñe sus cabellos y se pone la ropa que ha sido hecha para gente joven, con la intención de que le rejuvenezca. Para una persona así, no tiene importancia si con ello está mostrando su inmadurez. Lo importante es parecer lo que no es. Quien se encuentra en el invierno de su vida, siendo su cabello ya blanco, muy a menudo tampoco quiere aceptarlo. Espera poder disimular los rasgos de la fase de la vida en la que se encuentra, para recuperar al menos el otoño. El enlucido consiste en un cabello teñido de marrón o de rojo, varias capas de maquillaje, y ropas que aún quieren mostrar un poco lo que al fin y al cabo hace tiempo que no es: una pierna delgada en un zapato elegante, que muestra realmente una pierna envejecida, muchas veces llena de varices, en un zapato que sólo podría adornar la pierna de una persona en el verano de la vida.

¿Por qué disfrazamos la edad? Porque el hombre vive raramente en el presente aprovechando sus días y sus horas. Quien en la primavera de su vida no aprovecha los días de la primavera, consiguiendo valores internos, es decir aspirando a una moral y ética más elevadas, y sometiéndose a unas buenas costumbres, se perderá a sí mismo y caerá en el autoengaño.

Una persona así desperdicia de este modo el contenido de vida que ha traído a esta Tierra, reflexionando constantemente sobre lo que quiere, que justamente no tiene y que tal vez tampoco recibirá nunca. Entonces posiblemente se aferre al televisor para cambiar mentalmente su papel con determinados actores, porque quiere ser como el otro está también representando. O busca su “gloria” con el ordenador, explorando en Internet todo lo que el mundo le ofrece y a lo que se podría enganchar para imitar lo que hay en su mundo de necesidades y deseos. Además cambiará su aspecto externo, posiblemente con disfraces y comportamientos exagerados.

Puesto que la minoría de los hombres vive conscientemente las etapas de su vida terrenal y son los menos los que superan y cumplen lo que la energía del día les trae, hay una mayoría que se esfuerza constantemente en recuperar lo que ya hace tiempo es sólo pasado. Como no quieren entenderlo, son de la opinión de que si se disfrazan podrán recuperar algunas cosas.

Queridos jóvenes, ¿queréis ser y seguir siendo una astilla del mismo palo que perdura entre los mayores durante generaciones? ¿O queréis tomar las riendas de vuestra vida sometiéndoos a principios de buena educación y adoptando valores éticos y morales elevados? Entonces no seréis la astilla de tal palo. A través de vosotros puede surgir una sociedad valiosa con principios que ya enseñó hace 2000 años el mayor revolucionario y pacifista de todos los tiempos, Jesús de Nazaret, y que por lo tanto estará a favor de la vida, que se muestra cada día de una nueva forma, y también a favor de la vida en los animales y en toda la naturaleza.

De ello surge la unidad con todas las fuerzas positivas del infinito y la igualdad entre los hombres. Entonces desaparecerán la riqueza desmesurada y la pobreza miserable.

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Quien llega al otoño de la vida a menudo quiere recuperar la mitad de su vida

 

 


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