Ley antiracismo

incluyendo los mecanismos que pretenden aprobarse  orientados a cerrar medios de comunicación.   Éstos - los medios de comunicación social - estuvieron antes de la elección del 18 de diciembre de 2005 casi monopólicamente controlados por intereses político económicos de la extrema...

incluyendo los mecanismos que pretenden aprobarse  orientados a cerrar medios de comunicación.

 

Éstos - los medios de comunicación social - estuvieron antes de la elección del 18 de diciembre de 2005 casi monopólicamente controlados por intereses político económicos de la extrema derecha. El uso abusivo que sus propietarios hicieron de ellos los desacreditó y perdieron credibilidad. Ocurría lo mismo con el canal televisivo estatal (Canal 7) y la Radio Illimani. En la medida que eran parte de un coro desinformador, eran virtualmente irrelevantes y carecían de influencia. Los bolivianos no habían sido tontos.

 

La victoria electoral de Evo Morales se logró, en consecuencia, a pesar del monopolio mediático cuya línea editorial, con matices solamente, era opuesta al partido de gobierno actual. Fueron parte de los principales derrotados en esa elección. Ese monopolio hoy está debilitado por sus propios errores y excesos.

 

El resultado electoral de diciembre de 2005 también dejó claramente probado que el pueblo boliviano es, como todo conglomerado humano, capaz de pensar y discernir con cabeza propia. No necesitamos que otros nos lo piensen y decidan por nosotros. La verdadera lucha en pos de conseguir mayores grados de libertad en todos los sentidos, es el esfuerzo por educar a la población. La ignorancia es el mayor enemigo de la libertad y, a su vez, la mejor aliada de la discriminación racial y la xenofobia que pretenden combatir con una ley que apunta, por el contrario, a agudizar el odio en vez de fomentar la tolerancia interracial.

 

El sentido y conciencia de pertenencia a una determinada raza humana y la consiguiente valoración de esa raza a la que un hombre o mujer pertenece, es la base esencial de la construcción de grupos humanos y naciones. Valorar y exaltar las virtudes y bellezas de una determinada raza es parte de ese proceso de identificación y pertenencia. Las diferencias raciales no son buenas ni malas por sí mismas.

 

Lo que es condenable es la discriminación racial cuando ésta tiene un sentido negativo, como ocurre en Bolivia y en otros lugares del mundo, con consecuencias muchas veces desastrosas, y que cobran hasta millones de vidas humanas.

 

Las luchas históricas por las reinvindicaciones de los derechos de los indígenas en Bolivia, incluyendo las gestas de Tupac Katari, Tupac Amaru, el rol protagónico de indígenas en las luchas independentistas, la participación indígena en la guerra federal a fines del siglo 18, las conquistas que se fueron materializando a partir de 1952, la presencia de lo indomestizo en la institucionalidad republicana a partir de 1989 de la mano de Condepa, y, finalmente, la llegada de Evo Morales a la presidencia de la República el año 2006, son secuencias históricas (a las que se deben sumar millones de episodios vividos por todos los bolivianos dentro y fuera de su territorio) que denotan un claro avance y maduración del pueblo boliviano respecto de la tolerancia interracial.

 

Al igual que Carlos Palenque, Remedios Loza o Max Fernández en la década de los 90 del siglo pasado, Evo recibió el voto de centenas de miles de bolivianos no indígenas en diciembre de 2006, que se sumaron al voto indomestizo, lo que le permitió construir una sólida mayoría.

 

¿Porque, entonces, exacerbar y promover la discriminación racial con normas que no ayudan en nada al crecimiento de la tolerancia interracial? ¿Porque usar ese debate –cargado, además, de un tufillo de resentimiento social - para introducir mecanismos de cierre de medios de comunicación, cuando éstos no son, dados los datos históricos, gravitantes más allá de ciertos límites que la propia población les impone?

 

A la discriminación racial y a la xenofobia se las combate con educación y con el ejemplo de un comportamiento respetuoso y tolerante con aquel ser humano que no es de nuestra propia raza, más aún si es parte del conglomerado que constituye y construye nuestra patria latinoamericana.


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