Guará-ny

Pues siguen buscándola, esta vez acosados por los agro-negocios y los petro-negocios que de ninguna manera entenderá qué es la inmortalidad, y mucho menos qué es la paz. Durante cientos de años, los guaraníes han recorrido grandes distancias en busca de la tierra sin mal. Esta búsqueda...

Pues siguen buscándola, esta vez acosados por los agro-negocios y los petro-negocios que de ninguna manera entenderá qué es la inmortalidad, y mucho menos qué es la paz. Durante cientos de años, los guaraníes han recorrido grandes distancias en busca de la tierra sin mal.

Esta búsqueda constante es indicativa del carácter único de los guaraníes, esa “diferencia” que les caracteriza y que ha sido a menudo citada por los no indígenas.

La auto-denominación étnica original de los hoy llamados "guaraníes" es avá, que significa "hombre" que rebajaba a la categoría de "no-hombre" a las otras etnias indígenas. Al parecer el muy difundido nombre "guaraní" les fue dado por los españoles al escuchar los gritos de guerra de este pueblo en los cuales existiría la frase guará-ny (combatir-les).

En la actualidad, profundamente afectados por la pérdida de casi toda su tierra en el último siglo, los guaraníes están sufriendo una oleada de suicidios sin precedentes en América del Sur. Hacinados en pequeñas parcelas de tierra rodeadas de haciendas de ganado y de extensos cultivos de soja y de caña de azúcar. Algunos carecen de tierras y se ven forzados a acampar a la orilla de carreteras y caminos.

Un informe presentado el año pasado por una organización brasileña de derechos indígenas reveló unas estadísticas alarmantes acerca del impacto que la pérdida de tierra ha tenido sobre los guaraníes. La tasa de suicidios entre estos indígenas sigue creciendo. Más de 500 guaraníes se han suicidado en los últimos veinte años.

Las comunidades guaraníes en Bolivia, específicamente en Tarija, tienen el foco de sus problemas en el parque natural Aguaragüe.

Según un estudio publicado por la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), la serranía del Aguaragüe fue intensamente explorada por la Standard Oil entre 1926 y 1936 en una época cuando poco o nada importaban los impactos ambientales.

En 2003, las zonas de la serranía del Aguaragüe estaban concesionadas a Petrobras (San Alberto, San Antonio) y en el centro y el norte a la empresa Chaco SA. Hoy en día los campos de explotación más afectados son Caigua y Los Monos.

Hace dos meses YPFB informó sobre un avance del trabajo de la empresa Petroandina (consorcio de YPFB y PDVSA de Venezuela) para la exploración sísmica de la serranía, el objetivo: “Buscar nuevas reservas de gas y petróleo”.

Un poco antes, a mediados de abril de este año, los indígenas, al enterarse de 23 contratos petroleros de explotación y exploración de pozos que pasan por esta zona, habían realizado una infructuosa marcha de protesta.

En la edición de ayer, Fabián Cayo, dirigente de ese vapuleado pueblo guaraní, expuso esta patética situación y anunció que resistirán para no ser exterminados.

¿Alguien sería capaz de  negarles también ese derecho?


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