Relaciones humanas en los servicios médicos

por su parte, los centros hospitalarios debieran tener tanto o quizá mucho más interés que la propia empresa para ganarse la confianza de sus pacientes y la buena opinión de sus familiares, porque de la utilización de sus servicios depende la subsistencia del ente médico, llámese hospital,...

por su parte, los centros hospitalarios debieran tener tanto o quizá mucho más interés que la propia empresa para ganarse la confianza de sus pacientes y la buena opinión de sus familiares, porque de la utilización de sus servicios depende la subsistencia del ente médico, llámese hospital, sanatorio, dispensario, policlínico, maternidad, centro de salud, clínica, asistencia pública, posta sanitaria, consultorio médico, etc.

Así como en el mundo de los negocios, sin clientes no habría empresa, en los servicios médicos sin pacientes tampoco habría hospital y al no haber hospital; no habría fuente de trabajo para los profesionales de la medicina, afortunadamente, este ejemplo nos hace ver que todas las instituciones y empresas, absolutamente todas, tienen clientes, público, pacientes o usuarios de servicios. Por lo tanto, estos organismos están obligados a conquistar el favor de esos públicos, mediante una atención esmerada y una comunicación fluida para asegurar su supervivencia como organismo o institución que se nutre del aporte económico del público.

Circunscribiéndonos al campo de los servicios médicos vamos a dividir su actividad de relaciones en dos partes: La relativa a las cualidades y condiciones humanas para tratar con gente “relaciones humanas” y la otra que tiene mucho que ver con las relaciones del centro hospitalario y sus empleados, pacientes y público en general “relaciones públicas”, que será tratada como siguiente tema.

Ahora bien, penetrando al intrincado mundo de las relaciones humanas, vamos a destacar las más corrientes expresiones del público con respecto al personal médico, con seguridad usted muchas veces ha oído decir: “Qué amables es ese médico”…”Te sugiero pedir ficha para tal doctor del turno de la mañana, es muy bueno y tiene mucha paciencia para auscultar a sus pacientes”…”A mi médico no lo cambio por nadie”, etc. Disimuladamente estas expresiones espontáneas de las personas que se sometieron a tratamientos médicos, constituyen los más efectivos indicadores de la calidad humana de los facultativos.

Por otra parte, en el reverso de la medalla, se oye decir: “No te aconsejo hacerte examinar con el Dr. N. porque es muy torpe!!”…”Ese doctor no te pregunta nada, si te conversa, es muy frío”…”Que pena que te haya tocado una enfermera de mal genio”…”Al doctor Z le tengo terror porque nunca sonríe”…”Si te encuentra aquí el doctor, te ha de amonestar porque es un idiota”…”Qué lamentable que esté de turno esa enfermera antipática”…”La empleada de la ventanilla número Y, es intratable, posee una cara agria”…

Los conceptos y expresiones de ésta índole, no caben para un sector en el que debe primar la bondad, la tolerancia, la comprensión, la ternura y la solidaridad humana. La paciencia y el amor al prójimo debieran ser una condición “sine qua non”, para estudiar cualquier especialidad de la medicina. Por lo tanto, se debe cambiar el mal concepto del público mediante una inversión de las actitudes del personal médico hacia los pacientes y familiares.

Aquí corresponde destacar que la materia de relaciones humanas debe ser la esencia de la medicina porque no se trabajará con máquinas sino con seres humanos de carne y hueso, con sentimientos, aspiraciones, amor propio, necesidades, intereses, motivaciones, etc. Bastante beneficiosa también podría ser la realización de ciclos de conferencias y cursos de relaciones humanas y relaciones públicas en los servicios médicos, éstas prácticas tienen la virtud de moldear los caracteres y adecuar las relaciones frente a los pacientes que esperan comprensión, cuidado, compasión y por sobre todo, solidaridad con el estado de salud del enfermo.


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