Populismo vs. Prensa

Unas veces, las más extremas, será la supresión del medio, otras con exigencias fiscales difíciles o imposibles de soportar. La presión, la intimidación y la corrupción de los periodistas son otros de los mecanismos para sojuzgar a la prensa. Recuerdo en mi infancia que algún gobierno...

Unas veces, las más extremas, será la supresión del medio, otras con exigencias fiscales difíciles o imposibles de soportar. La presión, la intimidación y la corrupción de los periodistas son otros de los mecanismos para sojuzgar a la prensa.

Recuerdo en mi infancia que algún gobierno autoritario pasajero en España sometía a la censura previa a los periódicos. Algunos diarios decidieron aplicar un ingenioso procedimiento para que, por una parte la supresión de textos censurados no alterara a última hora la composición de las paginas y, por el otro, quedara claro que el vacío de texto era culpa del Gobierno censor. En efecto, los espacios censurados quedaban en blanco pero con unos dibujitos a  plumilla de unas bailarinas que cubrían sus cuerpecitos con una pancarta que decía “censurado”. Las estilizadas piernas de las bailarinas asomaban por debajo del cartel. Era una protesta con humor inteligente.

Planteo esta historieta para destacar que los gobiernos populistas autoritarios que hoy proliferan en la región la han emprendido contra la prensa independiente. Pongo por caso Argentina que, como le oí decir al destacado analista internacional, Andrés Oppenhaimer, tiene un Gobierno “populista conyugal”.  A la pareja le incomoda que el periódico Clarín y sus canales de internet, denuncien el alto grado de corrupción que practican los Kirchner. De ahí que el Gobierno llegó a invadir la privacidad de la familia propietaria de esos medios de comunicación, dando por supuesto que sus hijos habían sido robados de una familia víctima de la represión del régimen militar dictatorial.  ¡Una intromisión de muy mala entraña!

Bastante más al norte del subcontinente, Hugo Chávez brilla por sus ruinosas hazañas nacionalizadoras de empresas y especialmente por la clausura del canal televisivo más importante del país, así como las restricciones impuestas a la prensa independiente. La última campaña de Chávez va dirigida contra medios de comunicación que denuncian el alto grado de criminalidad que castiga a Venezuela. En el 2009 se produjeron 19.133 asesinatos, es decir, uno cada 30 minutos.  Al Gobierno autoritario y populista de Chávez le molesta que estas cifras se publiquen y ha decidido presionar a los medios de comunicación para establecer la censura previa a las imágenes de actos de violencia.

En Bolivia las cosas van por distinto camino. El Sr. Presidente prodiga impertinencias contra la gente de prensa.  La maquinaria informativa del régimen procura magnificar hechos espectaculares como una cortina de humo que difumine las luchas internas que hoy se registran en el seno del mismo Gobierno y del conglomerado masista. Es una forma de distraer a la opinión pública del atraso económico en el que Bolivia está hundiéndose, por falta de una buena gestión de la cosa pública, mientras nuestros países vecinos progresan a pasos acelerados. La política gubernamental de saturación informativa sobre un tema que no es de primera magnitud hace perder credibilidad al sistema mediático del régimen.


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