¿Uno? Son cientos

ha llegado el momento de analizar si serán esas personas las equivocadas o si, por el contrario, están atinando. Pongámosle algo de humor: Dicen que un gallego, conduciendo su vehículo, salió de la vía secundaria por la que circulaba e ingresó en la autopista 48. Mientras conducía tenía...

ha llegado el momento de analizar si serán esas personas las equivocadas o si, por el contrario, están atinando.

Pongámosle algo de humor: Dicen que un gallego, conduciendo su vehículo, salió de la vía secundaria por la que circulaba e ingresó en la autopista 48. Mientras conducía tenía encendida la radio y escuchó que informaban: “!Atención! ¡Atención! Un irresponsable está conduciendo en contravia por la autopista 48…” El gallego miró alrededor y dijo: ¿Uno?...!Son cientos!

Del entorno del presidente Evo Morales se están alejando últimamente personas que uno imaginaba miembros irreductibles de un equipo de gobierno. Y no nos estamos refiriendo solamente a Filemón Escobar ni a Román Loayza, sino a Alex Contreras, Gustavo Torrico y Alejandro Almaráz, entre muchos otros.

En algunos casos fue notorio que fue el presidente quien se alejó de ellos, pero en otros casi se pudo escuchar el portazo cuando fueron ellos los que dejaron las funciones de gobierno. Al hacerlo coincidieron en que alrededor de Evo Morales existen personas que lo están perjudicando y parecería que esas personas funcionan más en sintonía con el vicepresidente García Linera que con Evo Morales.

En el  “entorno vicepresidencial”, por su parte, destacan los ex ministros Quintana, San Miguel y Villegas, de quienes nadie podría decir que son propiamente ejemplos de simpatía.

Uno puede estar equivocado. Los equivocados pueden ser también tres, cinco, veinte… pero cuando ya son “cientos” es inevitable acordarse del gallego que conducía en contravía, pero empecinándose en no reconocerlo.

Por supuesto que eso no excluye que efectivamente existan empresas petroleras conspirando contra el gobierno, ni que algunas ONG provoquen expectativas desmesuradas en las comunidades donde están actuando, digamos que de “buena fe”, pero gestando al mismo tiempo inconformidades difíciles de atender.

Al final de cuentas, como ha sido siempre, lo que a las ONG les interesa, lo que siempre les ha interesado prioritariamente, es que “su” financiador quede satisfecho, para que continúe respaldando y financiando el proyecto. ¿Para qué decimos que no, si sí?

A propósito, las fuentes de financiamiento para muchas organizaciones no gubernamentales son tan cuidadosamente reservadas, que se equiparan más bien con  secretos. Para entender mejor qué hacen, cómo lo hacen y por qué lo hacen, habría que conocer a fondo y con detalles de donde provienen los financiamientos para esas organizaciones.

Para no desviarnos más, volvamos a lo decíamos al comenzar: Últimamente, muchos de quienes nunca pensamos que lo harían, están abandonando el entorno presidencial. ¿Será que todos están equivocados?


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