La contrición policial

Quien esta vez reconoció que la institución que dirige tiene una pésima imagen y que está en el primer lugar de las instituciones que vulneran los derechos humanos, fue el Comandante General de la Policía Boliviana, general Oscar Nina. Además de esa patética confesión, el jefe policial...

Quien esta vez reconoció que la institución que dirige tiene una pésima imagen y que está en el primer lugar de las instituciones que vulneran los derechos humanos, fue el Comandante General de la Policía Boliviana, general Oscar Nina.

Además de esa patética confesión, el jefe policial admitió que en la institución que dirige campea la corrupción. Es más, agregó: “sabemos los lugares donde se encuentra focalizada la corrupción: son Licencias, Tránsito, Identificación Personal, Dirección para la Investigación y Prevención de Robo de Vehículos, Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen

Por supuesto que inmediatamente después de esa admisión de culpa, el comandante policial dijo:  “ahora estamos empeñados en un esfuerzo para despojarnos y deshacernos de este estigma que tiene la Policía Boliviana y lógicamente recuperar el cariño, respeto y admiración de nuestro pueblo al cual como policías nos debemos”.

Eso del “recuperar cariño, respeto y admiración” suena bonito, pero es lírico, porque, al contrario, la función policial tradicionalmente ha estado asociada en el imaginario social con una conducta laxa frente al cohecho y con el abuso de autoridad.

La policía, por lo tanto, tiene que “comenzar a ganar” ese respeto, cariño y admiración y hacerlo no será por cierto tarea fácil, porque tiene que cambiar patrones culturales muy arraigados. Comenzar por entender a conciencia qué son los derechos humanos es un buen principio, porque los derechos humanos, herederos de la noción de derechos naturales, son una idea de gran fuerza moral y con un respaldo creciente.

Los derechos humanos son aquellas libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna. Son independientes de factores particulares como el estatus, género, orientación sexual, etnia o nacionalidad; y no dependen exclusivamente del ordenamiento jurídico vigente.

Los derechos humanos se han definido como las condiciones que permiten crear una relación integrada entre la persona y la sociedad, que permita a los individuos ser personas, identificándose consigo mismos y con los otros.

Ahora, que estamos en pleno proceso de reconstituirnos como Estado, la vigencia plena y efectiva de los derechos humanos, reconocidos, protegidos y defendidos por las autoridades en todos los niveles y en todas las instancias, es condición inexcusable para orientar ese indispensable cambio por el cual sigue clamando la sociedad boliviana y que no es un “slogan” electoral, sino una necesidad imperiosa.

Si. La Policía Nacional tiene  que cambiar. Esencialmente. No mera mutación de nombre ni de imagen, ni de uniformes, que es lo algunos pretenden presentar como “cambio”.

Solo así se puede esperar que también cambie la percepción ciudadana sobre quienes tienen la misión de protegerla y no de reprimirla.

Y así todos viviríamos mejor.

 


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