¿El desierto de Tarija?

Que una institución como la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema) lo haya enunciado formalmente no solucionará este grave problema, pero sirve al menos para que se lo deje de tratar burocráticamente y se actúe con seriedad. Que es lo que actualmente no se está haciendo. La...

Que una institución como la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema) lo haya enunciado formalmente no solucionará este grave problema, pero sirve al menos para que se lo deje de tratar burocráticamente y se actúe con seriedad. Que es lo que actualmente no se está haciendo.

La desertificación es un proceso de degradación ecológica en el que el suelo fértil y productivo pierde total o parcialmente el potencial de producción. Esto sucede como resultado de la destrucción de su cubierta vegetal, de la erosión del suelo y de la falta de agua. Cuando el proceso es sin intervención humana, es decir, por causas naturales se lo llama desertización. Lo nuestro, lo de Tarija, es desertificación, principalmente por la deforestación, así como por el cultivo y el pastoreo excesivos.

Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el 35% de la superficie de los continentes puede considerarse como áreas desérticas. Dentro de estos territorios sobreviven millones de personas en condiciones de persistente sequía y escasez de alimentos. Tarija está en ese rumbo.

En la mayor parte de las zonas de cultivo el suelo se erosiona mucho más deprisa de lo que demora en formarse. Podrían necesitarse décadas o centurias para que el paisaje volviera a cubrirse de verde.

Freddy Orellana, Coordinador Departamental de Lidema en Tarija, fue quien aseguró hace poco que “más del 60 por ciento de la superficie de Tarija está afectada por desertificación, y más severamente el Valle Central, por su característica geológica, en tanto que en otras eco-regiones como la Puna y el Chaco, los procesos de degradación se han intensificado por el sobre-pastoreo y al avance de la frontera agrícola”.

Y el experto llegó al meollo de la cuestión al expresar que “la desertificación se intensifica porque los suelos son utilizados por encima de su capacidad, debido a la falta de instrumentos de planificación del territorio como los Planes de Ordenamiento Territorial y Planes de uso del Suelo a escala local

De acuerdo con datos del PERTT, el 70 por ciento de las tierras de la Cuenca del Río Guadalquivir se encuentra afectado por un fuerte proceso de erosión.

Otro problema que afecta a la región es la “disminución de fuentes de agua dulce, sobre todo en zonas semiáridas del departamento.

¿Y qué hacer?

Hay que reencaminar la gestión ambiental, desde los nuevos territorios con administración autónoma, aplicando rigurosamente las normas, para revertir los procesos de degradación de tierras

Y además hacerlo pronto, para que no convirtamos el que fuera bucólico “Valle Andaluz” en “El desierto de Tarija”.

 


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