Dale con las hidroeléctricas

Las informaciones periodísticas, más bien escuetas y con poco análisis, dicen que el Embajador de Bolivia en Brasil, José Alberto Gonzáles, reveló el interés del Gobierno boliviano por convertirse en proveedor de energía eléctrica para el mercado brasileño. Esta energía, según...

Las informaciones periodísticas, más bien escuetas y con poco análisis, dicen que el Embajador de Bolivia en Brasil, José Alberto Gonzáles, reveló el interés del Gobierno boliviano por convertirse en proveedor de energía eléctrica para el mercado brasileño. Esta energía, según Gonzáles, provendría de los proyectos de generación hidroeléctrica a instalarse en la parte boliviana del río Madera y de la generadora termoeléctrica que se pretende construir en Puerto Suárez.

Vamos con orden: Ese interés brasilero por lo que Bolivia produce y pueda producir en el futuro no es novedoso. Además del gas, que sigue recibiéndolo sin separar los hidrocarburos licuables que ya han ayudado a consolidar la industria petroquímica en Pao Paulo, no es ningún secreto que le interesa el litio de Uyuni.

Pero sucede que ni la hidroelectricidad ni el litio son realidades comercialmente viables, sino solo proyectos poco socializados.

De las hidroeléctricas, que algunos parecen darlas ya por construidas, hay que analizar todavía mucho, porque sus costos sociales y ambientales no son despreciables y es necesario cruzarlos con claridad y con precisión con sus potenciales beneficios.

Del litio también falta mucho para concretar, porque la acción estatal en ese tema se ha mantenido más bien brumosa. Especialmente las negociaciones con el grupo francés Bolloré, muy mencionado pero muy poco escrutado. Esas negociaciones no deben hacerse entre gallos y medianoche y menos aún en opulentos yates y residencias del multimillonario cabeza del grupo.

Lo del litio nos seguiremos ocupando luego. De la hidroelectricidad digamos que fue tema de un seminario trinacional reciente, en Cochabamba, en el que participaron representantes del Brasil, de Bolivia y del Perú.

Allí, en Cochabamba, César Gamboa dijo que al Perú le aguardan funestas consecuencias económicas, sociales y ambientales con la implementación de los acuerdos con Brasil para instalar grandes proyectos hidroeléctricos en la Amazonía. Gamboa es coordinador del programa Energía Sostenible de la organización Derecho, Ambiente y Recursos Naturales del Perú. Y dijo más.

“Para afianzar su crecimiento Brasil requiere recursos energéticos (gas, electricidad, fosfatos, etc.) por lo que los importa de otros países.

Y concluyó con esto, que a los bolivianos debería por lo menos alertarnos: “Las represas en la Amazonía implican grandes riesgos sociales y ambientales. En el Perú hay suficiente potencia hidroeléctrica y eólica para no tener que utilizar los ríos de la Amazonía”. Gamboa es también profesor de Derecho Ambiental de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima y según él, el acuerdo energético bilateral “no se basa en una política energética consensuada, ni en una planificación de dicho sector” y que no hubo debate previo en la sociedad civil. Caramba, parecería que estuviera refiriéndose a Bolivia.


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