Colombia y Venezuela

Colombia y Venezuela son, si cabe, pueblos aún más hermanados que los demás de América Latina. Comparten mucho: historia, próceres, costumbres, tradiciones y en ambos existen grandes núcleos de ciudadanos del otro país, viviendo como “en casa propia”. Eso, en cuanto a los pueblos. En...

Colombia y Venezuela son, si cabe, pueblos aún más hermanados que los demás de América Latina. Comparten mucho: historia, próceres, costumbres, tradiciones y en ambos existen grandes núcleos de ciudadanos del otro país, viviendo como “en casa propia”.

Eso, en cuanto a los pueblos. En cuanto a sus gobernantes sí existen y han existido muy a menudo diferencias casi abismales. Ahora mismo, en cuanto a talante y en cuanto a talento, sin hacer juicio de valor favorable a ninguno, Colombia y Venezuela están gobernadas por personalidades muy disímiles.

De Hugo Chávez se tiene a diario noticias en los medios de comunicación. A veces en demasía, porque ese ha sido el estilo de su gobierno, con fuerte énfasis mediático. De Álvaro Uribe se sabe lo equivalente, aunque se desconoce información confiable sobre aspectos cruciales colombianos, como la violencia, que demasiado a menudo se ha originado en el Estado y ha trascendido mundialmente como en el caso de los “falsos positivos”, ciudadanos (jóvenes especialmente) asesinados y disfrazados luego de”guerrilleros”, para justificar los multimillonarios gastos en la lucha antisubversiva.

Se ha hablado mucho en Colombia de violencia, terrorismo y narcotráfico, pero es dudoso que alguien pueda tirar la primera piedra, porque han estado y están involucrados en esos ámbitos todos los actores en pugna: Fuerzas armadas, guerrillas y paramilitarismo.

Esa violencia estructural en Colombia, según las conclusiones de Johann Galtung, se reproduce espontáneamente, sin necesidad de estímulos externos. Por eso alarma que, además, Colombia y Venezuela estén siendo estimuladas para romper unan relaciones que naturalmente tienen que ser más que amigables, fraternas.

Lo que sucede es que no solamente se han globalizado la tecnología comunicacional, el transporte, la economía y áreas afines. Se ha globalizado también la geopolítica y cualquier evento en cualquier lugar del planeta inexorablemente afectará al conjunto, es decir, tendrá efectos globales.

Entonces, para no resignarnos a ser afectados sin actuar, debemos dejar la pasividad y actuar, como países que se sienten parte de lo que en algún momento será una sola Patria Grande, y evitar que intereses ajenos una vez más tuerzan el destino de nuestros pueblos.

Es dudoso que organismos como la OEA puedan hacerlo con eficiencia, porque ahí los intereses no son homogéneos. Mucho menos otras instancias. Quizás podría Unasur, porque ambos países están incorporados en ese organismo integracionista, aunque cada uno con diferente intensidad.

Pero hay que actuar y hacerlo sin dudas ni ambigüedades. Estamos involucrados todos los países latinoamericanos. Hasta ahora lo de Colombia y Venezuela puede manejarse en el terreno de la diplomacia, ortodoxa o directa. Ahí se debe solucionar. Punto.


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