Crónica política
Razones por las que la oposición nacional aún espera al MNR
El MNR todavía no ha determinado en qué forma participará en las elecciones de 2025 pero ha entrado en contacto con todas las corrientes de la oposición y tiene estructura y tiempo para administrarse



“Más sabe el diablo por viejo que por diablo” es una de esas frases que recoge sabiduría popular y cierta altanería generacional y que en la aplicación específica al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) le suma además esa capacidad metamórfica que le hizo protagonista de la política nacional del siglo XX e inicios del XXI.
Al nonagenario partido se le ha dado por muerto en diferentes ocasiones, pero ahí sigue. Protagonista de la revolución del 52, de los gobiernos militares, del giro liberal con el 21060 y de los estertores del modelo republicano con el último gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, tal vez su mayor logro en su momento fue sembrar al menos un ápice de emenerrismo en su corazón a cualquier boliviano, y por eso hoy se siguen identificando emenerristas en la sala de máquinas de la mayoría de los partidos, incluido el MAS, que para muchos es simplemente una reformulación actualizada del MNR del 52-
Después de los hechos de 2003, el MNR pasó a ser una suerte de recuerdo nostálgico, demasiado reciente tanto para olvidarlo como para reivindicarlo, y aunque hay marcas reconocibles de su sello en la CPE, entre 2006 y 2012 fue básicamente un erial. Algunos cuadros se reinventaron en sus departamentos, como Mario Cossío en Tarija, otros migraron hacia Unidad Nacional o hacia el MAS, como Carlos Brú en Yacuiba, pero por lo general el crédito se le agotaba, aún sin perder la sigla haciendo maniobras.
La inflexión de Johnny Torres
Otro de los cuadros tarijeño, Johnny Torres, decidió mantenerse en la órbita del partido en Tarija, una capital más que simbólica para el MNR, por el rol de la guerra del Chaco en la consolidación de sus principios y por ser el cuartel general de Víctor Paz Estensoro hasta el último de sus días.
Torres, con sus virtudes y defectos, logró poner de acuerdo a las familias emenerristas, o simplemente las trascendió mientras se sumían en su deriva depresiva. Primero se aseguró el sustento como asambleísta departamental en alianza con el propio Cossío y pronto, junto a Eduardo Siles, empezó a reconectar el partido: En 2014 ya protagonizaron una jugada de marcadas repercusiones aupando a Tuto Quiroga como opción presidencial frente a un Samuel Doria Medina que había abandonado el embrión del Frente Amplio para firmar con Rubén Costas.
Con su habilidad para conectar con los tarijeños y soltar las palabras precisas en el momento oportuno, Torres fue asumiendo un mayor protagonismo ejecutivo. El 2015 fue proclamado candidato a la Gobernación un día antes de cerrar listas, aunque acabó aceptando la subgobernación de Cercado. En 2019 aprovechó el cierre de campaña de su apuesta personal y arriesgada, Virginio Lema, para presentarse como candidato a la alcaldía de Tarija. 18 meses después, lo concretó.
La apuesta por Lema fue un desastre en términos porcentuales: 0,69%, menos de lo que hubiera necesitado Carlos Mesa para que le reconocieran la segunda vuelta, pero le sirvió para dos cosas: mover la sigla en solitario y en redes sociales, donde Lema tenía cierto arrastre que no convirtió en votos; y reivindicar nítidamente la figura de Sánchez de Lozada separándose de Carlos Mesa, varios de los que hoy se hacen los olvidadizos y marcan distancias con el líder de Comunidad Ciudadana, le tomaron la matrícula entonces.
La apuesta 2025
Cuando los “·cuatro grandes” – Tuto Quiroga, Carlos Mesa, Samuel Doria Medina y Luis Fernando Camacho – presentaban su alianza en el salón del hotel, Torres estaba en Estados Unidos. Cuando presentaron la ampliación, con Vicente Cuéllar y Amparo Ballivián, Torres estaba en la puerta de Chonchocoro para visitar a Luis Fernando Camacho acompañado de dos jóvenes funcionarios que son como su yin-yang, Rolando Vacaflores y Fernando Martínez. “Estamos construyendo puentes para la unidad”.
Operar el detalle lo opera Luis Eduardo Siles, que lleva años construyendo un perfil alternativo del mismo MNR, con sus cuestiones nacionalistas y las herencias de Sánchez de Lozada aprovechando este momento coyuntural donde el resentimiento social se canaliza hacia abajo y no hacia arriba. Torres mientras tanto ha reencaminado la gestión en Tarija, desde donde va consolidando su liderazgo con acciones concretas, como la apuesta en el Tribunal Supremo.
El tiempo se empieza a agotar, pero quizá el que menos prisa tiene es el MNR, con estructura y sigla propia, capacidades para comunicar, pocas ansiedades que administrar y una historia tan llena de giros que le permite construir casi cualquier relato épico de campaña sin faltar a la verdad. De momento, en la oposición se le espera, aunque sea por no tenerlo enfrente.
El evismo vuelve a contener la respiración
Este viernes a las 9.30 se reinstala la audiencia cautelar en Tarija por el caso trata que involucra al expresidente Evo Morales. La coimputada Idelsa Pozo, madre de la supuesta víctima, ya fue declarada rebelde el pasado martes, pero Morales alegó problemas médicos, por lo que se ganó tiempo.
En su círculo se descarta que Morales vaya a participar de la audiencia, por lo que cabe la posibilidad de que sea declarado también rebelde. El ministro de Gobierno aseguró que está todo listo para su aprehensión, pero que no quiere poner en riesgo a ningún policía.
Desde la oposición se considera que hay una parte teatralizada en el proceso. En el evismo insisten en que es un asunto político. El arcismo no lo niega, más bien lo administra.