Crónica política
Desenlace “rápido y furioso”: El evismo vuelve a la encrucijada
Sin tiempo para trabajar el relato público, la reedición de la marcha llegó a La Paz y fue reprimida por la Policía cuando intentaron ingresar a Murillo. Evo se queda sin argumentos



Esta vez no hubo tiempo siquiera para contar los días. La “Marcha Comunal por la Vida “ (“Para Salvar la Patria II”) se armó como sin mucho ruido entrelazada con las fiestas de Fin de Año; partió de Patacamaya el viernes 10 de enero cuando el mundo entero ponía su atención en lo que sucedía en Venezuela; aceleró en un fin de semana de esos lluviosos y anodinos de enero con el Carnaval tan lejos, y tan rápido como se plantó en las inmediaciones de plaza Murillo fue dispersada a golpe de gas lacrimógeno y algún que otro garrotazo.
No hubo un Juan Ramón Quintana que inflamara los ánimos con sus apelaciones al martirio sangriento; no hubo funcionarios ni arcistas que salieran al choque en El Alto; no hubo visitas de Morales en vagonetas de PDVSA. No hubo despedida en la Cervecería. Probablemente tampoco hubo viáticos.
Varios asesores le habían advertido al movimiento que no era el momento: por el calendario, por el humor social, por lo solapado de la audiencia cautelar, porque aún hay combustible y restos de aguinaldo. El propio Evo tenía dudas, pero no todo en el Chapare gira en torno a él: medio centenar de familias han pasado la Navidad sin alguno de sus miembros porque fueron detenidos en Parotani, Mairanba o El Alto en el ciclo de movilizaciones de octubre y noviembre. Leonardo Loza y otros movilizados seguirán en La Paz “estratégicamente” y tal vez pronto sepamos qué quieren decir con eso.
Como fuere, la desprolija organización ha hecho que la intervención en plaza Murillo coincidiera con otra gasificación a un grupo del movimiento campesino afín a Morales que reclamaba el derecho a gestionar la sede en Cochabamba y que también fue dispersada: Del Castillo 2 - Evo Morales 0 sin demasiado ruido y el día antes en el que se le declare rebelde, si es que cumple con sus palabras y no asiste a la audiencia cautelar programada para este martes en Tarija por el caso de trata.
Opciones en corto
La estrategia oficiosa del evismo es desgastar al Gobierno y no tanto “proteger a Morales” por aquello de que la mejor defensa es un buen ataque, y es verdad que durante los dos años previos le ha surtido efecto: la Celag, supuesto aliado ideológico de ambos, ha dejado directamente de hacer encuestas sobre el escenario nacional por no ahondar en la herida de un “movimiento popular” que se desangra.
Todas las encuestas publicadas hasta ahora le dan una baja intención de voto a Luis Arce, resultado de una gestión económica muy complicada y un acoso permanente desde las filas del evismo, que han boicoteado todo lo posible (créditos, litio, etc.,) y que han denunciado corrupción y excesos con alegría, pero sin llegar a documentar nada de forma suficiente para ser la estocada final. Difícilmente podrán hacerlo ahora.
Hay quien ve en el retraso de la aprobación de la Ley de Redistribución de Escaños, aún pendiente del Senado, la mano negra de Andrónico, aunque haría falta mucha pericia y precisión para trasladar el posible enojo de los cruceños hacia el Gobierno.
La otra opción es batirse en retirada. Que Evo Morales entienda que como en la marcha y tantas veces en la vida, las segundas partes nunca fueron buenas y de un paso al costado, pero ahí lo tienes a Donald Trump, con un perfil psicológico sociopático muy parecido.
Los tiempos ya no los maneja ni siquiera Luis Arce, sino el ministro Eduardo del Castillo, que desde el día que decidió alzar la voz y romper el mito de Evo Morales se ha venido gustando en ese rol de represor a lo Arturo Murillo pero con discurso progre.
La ofensiva total por quedarse con el MAS ya ha comenzado, pero será larga. Hoy se juega otra batalla, pero seguramente aun no decisiva.