Ciclo político
Richter advierte que “el proceso de cambio agoniza”
El vocero asegura que esta visión de la dirigencia terminó por crear “una interna de daños irreparables”



“¿Está el proceso de cambio en agonía?” con esta pregunta, Jorge Richter, actual vocero de Gobierno, inicia un artículo de opinión, publicado en varios medios, en el que se cuestiona el estado actual del ciclo político iniciado con la llegada del MAS al poder en 2006, hace 18 años, y si éste está llegando a su fin.
Actualmente el MAS está dividido en dos alas, el ‘evismo’ y el ‘arcismo’
Richter, asegura que son varios los procesos políticos que suelen durar precisamente este tiempo en Bolivia: alrededor de 18 años. Cita el agotamiento del “orden oligárquico” previo a la Revolución Nacional de 1952 que llegó al poder y terminó por propiciar la llegada de las dictaduras militares por lo que atribuye fue la “obsesión” de Víctor Paz Estenssoro por modificar la Constitución Política del Estado para reelegirse en la Presidencia. También menciona el periodo que comenzó con el regreso de la democracia en 1982 y la llegada de la “partidocracia” que se desmoronó tras la crisis de octubre de 2003.
Richter señala que la llegada del “proceso de cambio” iniciada por el MAS en 2006 supone el fin de la democracia pactada y el inicio de la construcción de lo que hoy se conoce como “Estado Plurinacional de Bolivia”.
“Pero hoy, ese proceso del bloque social y popular está resquebrajado, agrietado, hendido y con elementos conductuales y formas políticas que ya lo determinan, -y esta vez vale el casi- casi inexorablemente. Entonces la respuesta a la pregunta inicial es sí, el Proceso de Cambio agoniza”, señala Richter.
Explica que, en 2019, tras la renuncia de Evo Morales a la Presidencia y la llegada de un gobierno transitorio muchos entendieron que era el fin del proceso de cambio, pero se demostró que no cuando, las organizaciones sociales, lograron a través de las urnas que el MAS regrese al poder.
“Sin embargo, lo que pudo ser un proceso de revitalización y oxigenación se convirtió en un retomar el vicio más antiguo: burocratización de dirigencias matrices, instrumentalización del poder, pensamiento de hegemonía dominante, desconsideración por la institucionalidad y las formas recomendadas de la buena cohabitación democrática”, asevera.
Para Richter, la alta dirigencia oficialista entendió mal el mensaje que le había dado la gente tras la victoria de noviembre de 2020: “El MAS, en sus estamentos cupulares, leyó el apoyo obtenido en el proceso electoral como un “vale todo”, un forzado entender que los ciudadanos pueden aceptar lo que venga si la prensa les entrega titulares de optimismo. A ello, la esquizofrenia reeleccionista incluso a costo de pulverizar el proceso histórico y entregar el Estado Plurinacional a la posibilidad de un regresionismo involutivo que nos retraiga a las injusticias sociales y políticas de los años ´90”, escribe.
Asegura que esta visión de la dirigencia terminó por crear “una interna de daños irreparables”.