Crónica política de la semana
De la “autoridad” de Arce a la pinza Evo – Mesa rumbo al 2025
El Día del Estado Plurinacional Morales y Arce se jugarán su credibilidad como potenciales candidatos del MAS a la elección de 2025. Andrónico Rodríguez aguarda su momento y presiona por las judiciales
Semana de alto voltaje político tanto a nivel nacional como a nivel departamental pese a que aparentemente, nos encontramos en ese interludio entre la resaca de fin de año y la previa carnavalera que suele traducirse en vacaciones colectivas. Nada más lejos de la realidad.
Evo Morales se está jugando ahora mismo no solo su futuro inmediato, sino su recuerdo en la historia, ya embarrado luego de su ruidoso retorno que desembocó en una permanente crítica a su sucesor primero, y en una lucha a tumba abierta después, sobre todo luego de que confirmara su intención de candidatear a presidente en 2025. El “arcismo” ha jugado sus cartas de poder y el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) ha incluido el criterio de la CIDH sobre la reelección indefinida – que no es un derecho humano – en una sentencia que deberá servir de guía al Tribunal Supremo Electoral para inhabilitarlo llegado el momento.
En otra esfera, Luis Fernando Camacho se está jugando el ostracismo absoluto también por orden del TCP, que obligó a sustituir temporalmente al gobernador recluido en Chonchocoro hace un año. Camacho cree que su vicegobernador, Mario Aguilera, fue comprado por el MAS y lo ha dicho públicamente, por lo que la reconciliación parece inviable. Su carta pasa porque se imponga el criterio del presidente del legislativo Zvonko Matkovic de aplicar la ley que dice que se debe elegir otra asambleísta y no el Estatuto…
También está en posición crítica Luis Arce, que ha aplicado mano dura sobre todos los resortes de poder del Estado como queriendo afirmar su liderazgo, pero que ha provocado que se enciendan algunas alarmas. A lo sucedido, TCP mediante, con Evo y con Camacho se suman las maniobras para boicotear de inicio la rápida convocatoria a la elección judicial y el manejo opaco de asuntos específicos, como los convenios firmados con empresas extranjeras para la extracción directa de litio y que primero se anuncian con bombo y platillo y luego se niega su difusión porque son “preliminares” y no comprometen recursos del Estado.
Ni la liberación de César Apaza tras un juicio abreviado, ni retirar las figuras de sedición y conspiración contra Jeanine Áñez, ni siquiera la instrucción de la ASFI a los bancos para pagar los giros en la moneda original han servido para sacar el foco de una deriva que tanto evistas como opositores consideran más que autoritaria.
En lo diario, sin embargo, lo que cuenta es lo que suceda el lunes 22 de enero, Día del Estado Plurinacional, en el que Arce emitirá su discurso y celebrará con los movimientos sociales, con quien lo tiene atado y bien atado, mientras que las bases masistas han apostado por un bloqueo nacional de caminos que si sale mal tendrá un costo en la credibilidad de que Morales pueda volver siquiera a ser candidato en 2025, ya ni decir presidente.
La pinza Evo – Mesa
Si Morales puede zafar del efecto del bloqueo, sea con la estrategia clásica ya escenificada por el senador Leonardo Loza: “No van a decir que es Evo bloqueando, no escuchan al pueblo” o por que tal vez sea un éxito, su estrategia pasa por la Asamblea Plurinacional, donde los números le dan en el Senado y un poco más difícil, en Diputados, sobre todo porque los opositores se han desangrado en favor de la bancada de quien ejerce el poder. Un clásico de nuestra política.
Mesa ha aceptado escenificar el pacto agitando el fantasma de la funcionalidad que le ha acompañado toda la vida porque realmente cree que la elección judicial puede reequilibrar fuerzas. Un pacto con Evo que permita una convocatoria amplia donde se cuelen candidatos independientes y que luego puedan ganar la elección en cuatro o cinco regiones por la división del oficialismo dejaría un escenario nuevo.
Claro que esa suma no es la única posible ni va a ser fácil lograr una elección judicial en este año, pues el método de boicot ya ha funcionado durante todo el 2023. Ahí la otra opción es Andrónico Rodríguez, tercero en la línea de sucesión y ahora sí, abiertamente evista.
La gestión de Arce ya está muy tocada por la campaña permanente de desprestigio desatada desde ambos frentes en medio de una coyuntura favorable a eso: los problemas económicos son patentes y la solvencia de Arce para enfrentarlos, está en entredicho.
A eso se suman denuncias de corrupción que, salvo que sea muy evidente, los expertos no creen que pueda actuar de detonador. Al menos no tanto como sería algún tipo de medida drástica que afecte al bolsillo de todos.
De momento los acontecimientos están en sucesión. Démosle su tiempo.
La Asamblea, de nuevo en la picota
En Tarija un dato ha vuelto a poner en marcha los proyectos olvidados para reducir la institucionalidad autonómica dotada en tiempos de vacas gordas y que hoy es exagerada. La fastuosa Asamblea Departamental, con 30 asambleístas titulares y 30 suplentes, se ha gastado casi dos millones de bolivianos extras en un presupuesto de unos 20 millones, un déficit que habrá que pagar mientras se recorta en otros programas sociales y ayudas para las familias y productores tarijeños.
En esas, el gobernador Óscar Montes, más o menos aburrido de la gestión de una institución empobrecida, parece alistarse para elevar el perfil a nivel nacional a medida que se acercan las fechas decisivas. Una vez más, veremos.