Rodrigo Paz y los vericuetos del mirismo
Técnicamente el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) murió entre 2002 y 2005. Se lo llevó por delante toda la ola popular que plegó los movimientos de izquierda al Instrumento Político para la Soberanía Popular que venía creciendo desde finales del siglo XX y que convirtió al MAS en su representación electoral más exitosa.
El MIR no salvó la sigla ni siquiera para que candidateara Jaime Paz Zamora como prefecto de Tarija, pero como prácticamente todo el sistema de partidos quedó arrasado y en Bolivia gustan desproporcionadamente los caudillismos, la propia existencia del expresidente, que nunca se guardó sus opiniones políticas, permitió mantener una especie de presencia sociológica que, más o menos, aglutinaba a cierta progresía intelectual y académica y otros profesionales liberales tocados por la socialdemocracia que sostenían una suerte de República ilustrada a lo europeo, donde los pobres, más que sujeto político, fueran beneficiarios pasivos de la acción de gobierno controlada por izquierdistas que sí sabían. Una especie de todo para el pueblo, pero sin el pueblo.
El problema es que sin poder ni estructura mínima, los referentes fueron “buscándose la vida”, como en el caso de Juan del Granado que se atrincheró en La Paz y acabó uniendo su Movimiento Sin Miedo al MAS quedando atrapado a su suerte para siempre con un estigma que ni su heredero Luis Revilla, refundado en Sol.bo, pudo eliminar.
También es reminiscencia mirista Samuel Doria Medina, que creó pronto su Unidad Nacional como punta de lanza política de su entramado electoral, sujeto a su propia voluntad y que ha crecido en estructura alrededor de la empresa Soboce de la que aparentemente se deshizo en 2015 para, según sus palabras, dedicarse íntegramente a pelear por la presidencia. Nunca fue alternativa real pero a veces sí la única. UN está inscrita a la Internacional Socialista.
Jaime Paz también tuvo sus coqueteos, pero no tardó en entender que ni él ni su hijo, sobre el que proyectó sus aspiraciones políticas, tendrían cabida en el proyecto popular del MAS, así que trató de defender una alternativa de izquierda socialdemócrata apelando además a su “entronque histórico” con el MNR y el ADN que aún logró materializar en 2014 con la candidatura de Tuto Quiroga apoyada por el MNR.
Paz Zamora tenía alternativa en su hijo, pero aún así nunca dejó de presentarse como precandidato. Muchas veces tuvo de hecho el papel de ser el primero en romper el fuego. En las últimas elecciones, ya con los 80 consolidados, se proyectó primero como líder de una posible alianza unitaria llamada 21F – MIR y después se inscribió como candidato con el Partido Demócrata Cristiano que al final llevó a Chi Yun Chung en 2019.
Rodrigo Paz Pereira nació en el exilio, empezó carrera privada precisamente con Samuel Doria Medina, pero no tardó en encauzarse en la política: en 2002 fue diputado por el MIR, en 2005 con Podemos; en 2009 vino a Tarija para ser concejal de Óscar Montes con el compromiso de ser siempre el presidente del órgano legislativo y en 2015 se hizo alcalde de la ciudad como heredero de Montes, aunque no tardó en desatar su furia contra él.
No pudo buscar la reelección porque la gestión fue por demás cuestionada. En 2019 quiso apoyar a su padre, pero acabó apoyando a regañadientes a Carlos Mesa en Comunidad Ciudadana que se sostenía sobre el partido de sus tíos, el FRI. En 2020, ya sin nada que hacer en Tarija, se coló como primer senador con Carlos Mesa – el resto de aliados como Oliva habían huido junto a Áñez – y desde entonces está afincado en La Paz haciendo lo que le gusta: viajar y protestar contra el gobierno sin asumir demasiadas posiciones políticas.
Curiosamente Rodrigo Paz fue de los diputados que conformaron aquella bancada apócrifa que sostuvo un tiempo al interino Carlos Mesa en 2003. Allí también estaba otro mirista, Wilman Cardozo, el chaqueño con el que el pasado fin de semana celebraba el aniversario entre vítores y proclamaciones presidenciales del cachorro de Jaime Paz.
Más allá de los efluvios y las euforias de aquel fin de semana, Rodrigo Paz Pereira lleva meses trabajando su candidatura política para 2025 y casi todas las encuestadoras le están tomando ya los datos. Sus redes le delatan. Sus palabras medidas también: como el socialismo moderado lo hereda de Jaime lleva años proyectándose como federalista y también buscando voto católico. Aún así no logra despertar reacciones suficientes.
Unirse con Wilman Cardozo es anecdótico, pero siempre ha resultado extraño que Rodrigo Paz se proyecte desde Tarija sin tener base en el departamento. Cardozo anda en receso por voluntad propia – acelerada por su desastroso resultado como candidato a la alcaldía de Yacuiba – pero con ganas de volver a la primera línea, como delatan también sus redes. Veremos si por ahí corren también las intenciones de su último aliado, Adrián Oliva, que se guarda moderadamente a la espera de los acontecimientos.