Andrónico, el “yerno perfecto”
El “niño prodigio” del MAS y ojito derecho de Evo Morales, trata de mantenerse al margen de los conflictos internos del partido, pero el evismo lo investiga
Andrónico Rodríguez es el yerno perfecto. Joven y bien parecido, carismático y bien formado. Encaja con papá y encaja con mamá y hasta los cuñados hablan bien de él. De momento.
El actual presidente del Senado era una especie de joya de la corona del masismo, que lo hizo crecer bajo el brazo de Evo Morales, quien lo colocó de vicepresidente de las 6 Federaciones del Trópico Cochabambino, un buen lugar para tomar el pulso de la organización en su perfil sindical.
El consenso del triplete lo colocó como presidente del Senado, es decir, mano derecha del vicepresidente David Choquehuanca, aunque en realidad, en su designación lo que pesaba era ser de absoluta confianza de Evo Morales
La crisis de 2019, sin embargo, lo catapultó al estrellato. De ser un completo desconocido a tener sitio en la mesa de Buenos Aires donde Morales eligió al candidato presidencial del MAS. No acudió porque Jeanine Áñez y su ministro de Gobierno Arturo Murillo lo habían puesto en el punto de mira por las movilizaciones en Cochabamba a finales de 2019. Tampoco tenía demasiadas opciones ante un Luis Arce y un David Choquehuanca que se antojaban “la dupla perfecta”.
Como ya se hizo famoso no pudo faltar en la lista al Senado. Fue de tres por Cochabamba, donde el 1 quedó reservado para Evo Morales, aunque se lo acabó quedando Leonardo Loza tras la inhabilitación del expresidente. El peso cocalero quedó así repartido.
En la campaña se filtraron algunos videos de algunas de sus charlas y en sus propios perfiles de redes sociales se percibe un cuadro menos sindical y más ideologizado. Más de izquierda, algo que no abunda en el MAS. Uno de esos lideres que habla de justicia social y de redistribución de la riqueza e incluso de lucha de clases, aunque poco, más que ponerse medallitas porque si hay más polleras por aquí o por allá y si se hace tal obra o tal otra.
El consenso del triplete lo colocó como presidente del Senado, es decir, mano derecha del vicepresidente David Choquehuanca, aunque en realidad, en su designación lo que pesaba era ser de absoluta confianza de Evo Morales.
Con los movimientos sociales y la intelectualidad masista rendida a lo único que venía a ser un soplo de aire fresco en la anquilosada estructura masista post-Áñez, aún más exigente de sus privilegios sectoriales, Andrónico tomó una especie de rol protagónico junto a Arce y se dio el lujo de hacer algunos tours en solitario visitando las agrupaciones departamentales.
Tal vez estaba creciendo rápido. Tal vez exponiéndose y alguien le recomendó bajar un cambio. La cuestión es que llegados los problemas internos en el MAS, Andrónico desapareció del foco.
Andrónico se cuida de ponerse de un lado o de otro, pero lo cierto es que en su cámara de senadores se han aprobado sin polémicas las leyes más discutidas por el evismo, como la del Censo o la del Oro, y su presidencia no fue discutida por el presidente Luis Arce, como si lo fue la cámara de diputados donde se impuso al candidato Jerjes Mercado, que logró la presidencia en una jugada planificada con la oposición para dejar fuera a los críticos.
Esta misma semana se ha pronunciado en contra de la expulsión de Gerardo Morales de la Federación de Interculturales, lo que le inhabilitaría como Vicepresidente del MAS, pero eso no engaña a nadie: En el evismo se le sigue con lupa y será el propio Evo Morales - poco afecto a los tibios y sin guardar ausencias, como demostró al atizarle a su vicepresidente Álvaro García Linera - quien dicte sentencia. Tal vez incluso sea hoy.