Convulsión en el MAS Tarija: Enojo de Acosta o jugarreta de Ruíz
El nombramiento de Walter Ferrufino como coordinador gubernamental en Tarija ha desencadenado la furia del cuestionado presidente del MAS departamental, que no logra el apoyo de Morales pese a declararse evista tras años en
Ni pacto de caballeros, ni movimiento táctico, ni taza de leche. El MAS Tarija vuelve al estado de ebullición interna que, de toda la vida, amenaza con colapsar por las múltiples tensiones que enfrentan a sus dirigentes. Intentar hablar por todos suele desembocar en fiasco.
Hace unas semanas se firmó una tregua tácita entre los “arcistas”, que son la mayoría en un MAS Tarija construido desde el poder (y las pegas) y los evistas, que resguardan cierta esencia ideológica aunque discrepen en ciertos planteamientos estratégicos del jefe del MAS, Evo Morales.
El plan era más o menos sencillo: dejar los pulsos hasta el Congreso de octubre donde resolver las desavenencias, fundamentalmente entre la línea que marca Pilar Lizárraga, de la vieja escuela y que dio un paso al frente para asumir la dirección de Cercado, y la línea que en realidad no marca Sandra Baldivieso, elegida para el mismo cargo desde los tentáculos de la Presidencia y el arcismo, que en Tarija venían representando el último candidato a la Gobernación, Álvaro Ruíz, y un Carlos Acosta que llegó a la presidencia departamental del MAS de su mano. Se trataba de hacer un Congreso de reconciliación suponiendo que hasta entonces también se hubiera aclarado algo el panorama nacional. De momento, ni una cosa ni la otra.
La irrupción de Acosta
Pocos lo esperaban, pero Acosta apareció en la plaza Luis de Fuentes el pasado miércoles para arremeter contra casi todos al tiempo que se declaraba evista y aseguraba que seguía en el cargo de presidente departamental. El movimiento es complejo en la interna y ni qué decir entre los no afiliados.
Acosta llegó a presidir el MAS por ser parte de la Federación de Campesinos y ser de Uriondo, pero sobre todo por ser el candidato de los alcaldes, que en aquel entonces estaban del lado de Álvaro Ruíz, que había gestionado con éxito la Ley del 1% con su débito automático que arrinconó al gobernador Adrián Oliva probablemente para siempre. La operación política lo encumbró.
Tanto Eider Quiroga como Álvaro Ruíz pasaron por ser sus padrinos en primera instancia, aunque el cargo le fue quedando grande, sobre todo en 2019: no hubo movilización en Tarija ni antes ni después de la renuncia de Evo Morales y desapareció casi en totalidad durante los 11 meses de gestión de Jeanine Áñez. Meses después, ya con el gobierno del MAS restaurado, Acosta trató de compensar moviendo hilos violentos ante cualquier movilización cívica pero sin demasiado éxito.
Su momento estelar tuvo lugar en la campaña departamental de 2021. Para eso lo habían elegido. Morales acababa de volver y no se acostumbraba a ser el presidente del partido y nada más. En el MAS Tarija la disciplina nunca fue un valor muy apreciado. Pronto dos gallos empezaron a rivalizar por la candidatura: de un lado Álvaro Ruíz, del otro Walter Ferrufino. Acosta no dudó en ponerse del lado de Ruíz y proclamarlo candidato en cuanto tuvo ocasión, aunque Ferrufino llevó hasta el final el pulso y puso a Morales en un brete, pues al final tuvo que pedirle que declinara.
Ruíz perdió y el MAS obtuvo el peor resultado de su historia en términos de poder, perdiendo la mayoría en la Asamblea y varias alcaldías luego de quedarse sin subgobernadores. Su reubicación en el Gobierno tampoco fue la esperada: el viceministerio de Autonomías es probablemente la peor cartera de todas las disponibles.
Acosta no solo encumbró a Ruíz sino que también manipuló listas en la Asamblea para sacar de la franja de seguridad a algunos históricos, como la propia Lizárraga, y meter a algunos de sus nuevos aliados. También en el Concejo.
Perdida la credibilidad, Acosta tuvo que retrotraerse a un segundo plano. El nombramiento de Marcelo Poma como coordinador gubernamental, con quien hizo entente, le dio cierta cobertura. Su aval seguía siendo importante para que cualquier militante accediera a un puesto de funcionario y así reflotó su pequeño emporio al servicio de Luis Arce.
Venganzas o estrategias
El cambio de opinión de Arce, apartando a Marcelo Poma y nombrando al principal rival de Ruíz en la carrera por la postulación en Tarija, Walter Ferrufino, ha agitado los demonios internos. Acosta ha salido de su escondite para declararse adepto al evismo, anunciar la proscripción de todos los arcistas, cuestionar a Ferrufino y a su mano derecha en la Federación Campesina, Miguel Gallardo, y finalmente, proclamarse de nuevo presidente a pesar de todo.
Los propios operadores del MAS se han quedado descolocados: ¿Acosta se ha convertido al evismo como Ferrufino al arcismo?
La cuestión de fondo es saber si Acosta actúa solo, con Poma o movido por las mismas fuerzas que lo impulsaron antes, es decir, por las de Álvaro Ruíz. ¿Está celoso Álvaro Ruíz con la ventana que el presidente le ha abierto a Ferrufino? ¿Hay un desafío oculto detrás de las palabras de Acosta? ¿Poma y Acosta han constituido una tercera vía?
Sin duda, quedan todavía muchos capítulos para desenredar este entuerto.