Revilla y su estate quieto
En política “nada está escrito con fuego ni para siempre”, dice un viejo adagio de la ciencia en cuestión, pero que en su tiempo constituía más un elogio por aquello del arte de negociar y la capacidad de llegar a acuerdos a través de la persuasión y hoy simplemente simboliza la...



En política “nada está escrito con fuego ni para siempre”, dice un viejo adagio de la ciencia en cuestión, pero que en su tiempo constituía más un elogio por aquello del arte de negociar y la capacidad de llegar a acuerdos a través de la persuasión y hoy simplemente simboliza la corrupción y la temerosidad de políticos inconsistentes.
El alcalde de La Paz, Luis Revilla, ha sorprendido a estrategas propios y ajenos. Es verdad que La Paz, para los paceños, es el país mismo, pero los analistas de provincias saben muy bien que el carro al que parece querer subir en las últimas semanas está muy visto. Es, dicen, el mismo carro del pragmatismo superviviente al que se subió Percy Fernández en Santa Cruz, Óscar Montes en Tarija, René Joaquino en Potosí y en casos extremos, Carlos Brú en Yacuiba, Delfor Burgos en Bermejo o Miguel Ávila en San Lorenzo.
Hacerse el desentendido de la campaña de Comunidad Ciudadana a estas alturas del partido parece una historia de esas clásicas del desertor; pero hacerlo unas horas después de que te levantaran la detención domiciliaria, suena a “lo otro”, que dice uno de los pocos casi cuadros que tiene Sol.bo en el departamento.
El hecho de que el futuro de Luis Revilla esté en el aire es lo que ha dejado a todos los analistas pensando en el destino del movimiento. También a estos escribanos. Con la interpretación constitucional en la mano, Revilla puede volver a ser alcalde si se presenta a las elecciones, aunque tendría que inventar un relato acorde a la situación para justificar que se ampara en la misma resolución que Morales para intentarlo. En esas, desmarcarse de Mesa para, tras una hipotética victoria de Morales, y buscar la reelección “inconstitucional” para garantizar cinco años de pelea parece una idea un tanto disparatada.
A Revilla, tan Luis que se atrevió a llamar a su partido Sol, no se lo ve como Ministro y pocos creen que pueda dar un paso atrás y presentarse a la Gobernación por La Paz, una administración con tan poca gracia como competencias. Lo más probable, dicen en la acera de enfrente, es que Revilla ha leído las encuestas y lo de acompañar a Mesa le está pesando incluso en La Paz y además, no ha logrado proyectarse en el resto del país, su gran cuenta pendiente. Por el momento ha optado por borrarse, pero queda mucho camino por delante.