Alcaldías: entre la ebullición y el suicidio
Si algo ha caracterizado la gestión 2018 en las tres alcaldías más grandes de Tarija (Yacuiba, Bermejo y Cercado) ha sido el estado defensivo permanente; una evidencia de una planificación poco planificada. Las carencias estratégicas han ido creciendo durante el año y han terminado...



Si algo ha caracterizado la gestión 2018 en las tres alcaldías más grandes de Tarija (Yacuiba, Bermejo y Cercado) ha sido el estado defensivo permanente; una evidencia de una planificación poco planificada. Las carencias estratégicas han ido creciendo durante el año y han terminado prácticamente en una desbandada general.
Tanto Ramiro Vallejos en Yacuiba como Delfor Burgos en Bermejo y Rodrigo Paz en Cercado suelen utilizar la misma estrategia para dirimir sus conflictos políticos: dividir entre buenos (ellos) y malos (los que plantean dudas a sus ideas) para identificarse ellos mismos como guardianes de la verdad. El resultado final, cuando se fuerza y suena impostado, acaba generando desafección entre la población y el político oportunista.
La gestión en Yacuiba ha venido marcada por la hiperjudicialización emprendida por el alcalde Vallejos, capaz de amenazar e iniciar procesos contra todos quienes observaran algún aspecto de su gestión. Vallejos quiso denunciar a todos los que firmaron los libros de su revocatorio, que finalmente no se dio, y ha puesto demandas contra mujeres, comerciantes y otros sectores.
Su punto de inflexión fue el referéndum por la Carta Orgánica, donde recibió un sonoro varapalo con casi un 75 por ciento de rechazo y de la que trató de desmarcarse al final. Es cierto que Vallejos no fue quien ideó el documento y ni siquiera el responsable de su socialización, pero la forma en la que acostumbra a hacer política, desde el reto permanente, acabó por identificarlo con el texto, ligando así su destino al referéndum. Los más hábiles convirtieron el referéndum por la Carta Orgánica en un plebiscito de la gestión de Vallejos, y claro, ganó el no abrumadoramente.
En Bermejo Delfor Burgos ha abierto sus frentes con un objetivo claro, elevar los ingresos propios del Municipio, convencido de que lo que llega de proyectos concurrentes o por otras vías son de difícil administración. En esta gestión ha peleado por la instalación de nuevos puntos y galerías de venta, la imposición de algunas tasas y sobre todo con los funcionarios públicos por la volatilidad de sus contratos. Delfor, que sí ha estado en la cárcel, empatiza mejor que los demás con las necesidades de su pueblo, lo que le ha garantizado hasta ahora una mayor solvencia.
En Cercado, el alcalde Rodrigo Paz está cerrando un año de pesadilla en la que la ansiedad en la toma de decisiones ha acabado por desequilibrar a su equipo y a su propia gestión. El año lo empezó cruzando los dedos para ver si su rival Óscar Montes era apartado de la carrera por la vía judicial y tratando de que no se notara el miedo en su equipo cuando el ex alcalde se robó el show de la inauguración del Mercado Central. Lo ha acabado con una baja de cuatro días luego de ser zarandeado en un acto de entrega de la luz por los comerciantes del Mercado Campesino, que quieren más explicaciones de por qué el negocio de los revendedores se está llevando en exclusiva hasta la otra punta de la ciudad.
Por el medio, Paz ha logrado perder el Concejo Municipal pese a tener inicialmente 7 concejales propios y un firme aliado de 11. Antes de eso logró sacar algunos de sus proyectos “emblemáticos” adelante como la instalación de las pantallas Led o el puente 4 de julio contra viento y marea, peleando cada voto y jugando con lo emocional y lo de los buenos y malos tarijeños.
Perdió en Ciudad Inteligente porque la Gobernación dijo basta al proyecto de las camaritas, pero no le ha impedido seguir adelante con el negocio: las cámaras ya están en las calles aunque nadie sabe muy bien para qué. Ganó con su mástil, pues la bandera ya flamea en lo más alto de una de las zonas más deprimidas de la ciudad; pero todavía no ha sido inaugurado.
Paz sacó su agrupación política “Primero La Gente” para competir en las próximas elecciones municipales justo antes de que su papá Jaime Paz Zamora se lance a las elecciones presidenciales, lo que genera un silencio incómodo cada vez que se pregunta sobre su apoyo a esa opción. Peor si se pregunta a los militantes. Lo cierto es que con sin Consejo y con la prescripción de renunciar mucho antes para poder candidatear, el partido y sobre todo, las oficinas, empiezan a quedarse vacías. Sálvese quien pueda.