China – Bolivia ¿Quién financia a quién?
En una nota anterior nos referimos a la participación de las empresas chinas en Bolivia, señalando que se trata del tercer aspecto importante para comprender la relación desigual que tiene lugar entre ambos países. Sin embargo, es importante enfatizar en el hecho que esta desigualdad no es...



En una nota anterior nos referimos a la participación de las empresas chinas en Bolivia, señalando que se trata del tercer aspecto importante para comprender la relación desigual que tiene lugar entre ambos países.
Sin embargo, es importante enfatizar en el hecho que esta desigualdad no es del todo obvia. Ya señalamos que, si bien China es el principal socio comercial de Bolivia, con un déficit comercial para la segunda, el comercio entre ambos países no es el más significativo para el país asiático, en lo que respecta a su dotación de bienes primarios. Por el contrario para Bolivia, China es el principal proveedor de bienes de consumo y producción.
De la misma manera, si bien China se ubica en el top 5 de los financiadores externos de Bolivia y es el principal acreedor bilateral del país, para el gigante asiático Bolivia no es un prestatario significativo en la región. De hecho, en términos de volúmenes de créditos para Latinoamérica, Bolivia es un deudor de menor importancia para China.
En este sentido, lo más curioso de todo es que en esta relación desigual, en la que Bolivia consolida su situación de dependencia, China recibe mucho más de lo que da. Esto se hace particularmente evidente en el análisis que realizamos sobre las empresas chinas en Bolivia, donde mostramos que las empresas estatales Chinas ejecutan contratos por varios miles de millones de dólares, que no sólo provienen del financiamiento chino, sino del propio Estado boliviano y de otras entidades financieras internacionales.
En nuestro primer análisis sobre la relación China – Bolivia la mayor preocupación tuvo que ver con el endeudamiento con el país asiático: China presta cada vez más a Bolivia y el ritmo de crecimiento del país podría comprometer, en el largo plazo, la capacidad de pago de Bolivia. Pero considerando los otros aspectos de esta relación, la pregunta que se plantea es ¿Quién financia a quién?
Para responder a esta cuestión retomemos el dato principal de nuestro análisis sobre las empresas chinas en Bolivia, cuáles con los contratos que ejecutan que pudimos rastrear en los datos del SICOES y por qué cantidad que se muestra en la imagen adjunta.
De los datos que pudimos identificar, China ejecutó, ejecuta y ejecutará 25 contratos en diversas áreas, sobre todo infraestructura caminera, por un valor de 3.265 millones de dólares. De los 25 contratos identificados en esta muestra, tan sólo 2 tienen un financiamiento de China, del gobierno de la República Popular y del China Exim Bank. El resto proviene del propio Estado Boliviano y de entidades financieras internacionales.
Esto no quiere decir que el financiamiento de China sea menospreciable. De hecho, en el gráfico a continuación se observa que los 2 proyectos de nuestra muestra que financiados por China comprenden el 31% del total del monto de los contratos. Mientras que los restantes 23 proyectos financiados por el Estado boliviano y las entidades financieras internacionales suman el 69%.
Ahora bien, a propósito del gráfico hay que añadir que esta proporción no se refiere al monto del financiamiento chino neto, ya que la suma del monto de ambos contratos que cuentan con financiamiento chino es de 1.006 millones de dólares. Cifra que puede causar confusión porque es superior a, por ejemplo, el saldo de la deuda externa de Bolivia con China. Esto se debe a que el monto de ambos contratos no sólo comprenden el financiamiento chino, sino también la contraparte que da el Estado boliviano.
En este sentido, en términos de proporción, queda claro que más de la mitad del financiamiento que reciben las empresas chinas en Bolivia proviene del Estado boliviano y de las entidades financieras internacionales. Si se realiza la sustracción correspondiente, de la muestra de proyectos que identificamos, 2.260 millones de dólares provienen del Estado boliviano y de las entidades financieras internacionales.
Esto, una vez más, sin diferenciar las contrapartes que da el Estado en cada contrato, para suplementar el financiamiento externo.
Por otra parte, hay que considerar que esta muestra no comprende otras áreas donde operan empresas chinas, como la minería o la compra de equipos chinos por el Estado. Y, tampoco se debe perder de vista el hecho que las inversiones de estas empresas en el país son bastante reducidas, en comparación con el financiamiento que reciben.
¿Qué significa este monto en términos de los otros tres datos que analizamos sobre la relación entre China y Bolivia, a saber, endeudamiento externo y comercio exterior? Ambos datos nos ayudan a responder nuestra pregunta principal sobre quién financia a quién en la relación entre ambos países.
La comparación de las cifras permite dar cuenta clara del carácter desigual de la relación entre ambos países. Al mes de abril de 2018 el saldo de la deuda externa con China es de 712,6 millones de dólares, si a esta cifra le sumamos los 849,1 millones del saldo por desembolsar de la deuda llegaríamos a 1.561,7 millones.
Esta cifra, que comprende el volumen total de la deuda, es aproximadamente 700 millones de dólares inferior al monto de los contratos que ejecutan empresas estatales chinas en Bolivia, y que son financiados por el Estado boliviano y las entidades financieras internacionales.
A esto se debe sumar el hecho que en la última década el déficit comercial de Bolivia con China se ha incrementado, pasando de -255 mil dólares en 2007 a -1.216 millones de dólares en 2016. Esto quiere decir que Bolivia importa desde China mucho más de lo que exporta al país asiático. Y, como señalamos en nuestro análisis sobre el comercio exterior, se trata de un esquema de intercambio dependiente.
En suma, la relación entre China y Bolivia es desigual no sólo por la desproporción que existe entre ambas economías, sino porque China recibe mucho más de lo que invierte o presta. La muestra de los 25 contratos que identificamos en los datos oficiales, ademas de los otros datos de nuestro análisis, nos permite concluir que quienes financian a las empresas chinas en Bolivia son sobre todo el Estado boliviano y las entidades financieras internacionales
El valor de los contratos que ejecutan las empresas chinas, que pudimos identificar, es dos veces superior al saldo actual de la deuda con China. De comprobarse la cifra del embajador de los 7.000 millones de dólares, el saldo actual de la deuda con China representaría tan sólo el 10% del financiamiento que reciben las empresas chinas en Bolivia.
Por lo tanto, es claro que para China la relación con Bolivia es bastante ventajosa, porque es la segunda la que financia a la primera y no al revés, como se esperaría en un esquema usual de dependencia. Esto, lógicamente, no tiene que ver con alguna geopolítica innovadora, porque Bolivia sigue siendo una economía pequeña y dependiente.
Tomado de www.latinvestment.org
Sin embargo, es importante enfatizar en el hecho que esta desigualdad no es del todo obvia. Ya señalamos que, si bien China es el principal socio comercial de Bolivia, con un déficit comercial para la segunda, el comercio entre ambos países no es el más significativo para el país asiático, en lo que respecta a su dotación de bienes primarios. Por el contrario para Bolivia, China es el principal proveedor de bienes de consumo y producción.
De la misma manera, si bien China se ubica en el top 5 de los financiadores externos de Bolivia y es el principal acreedor bilateral del país, para el gigante asiático Bolivia no es un prestatario significativo en la región. De hecho, en términos de volúmenes de créditos para Latinoamérica, Bolivia es un deudor de menor importancia para China.
En este sentido, lo más curioso de todo es que en esta relación desigual, en la que Bolivia consolida su situación de dependencia, China recibe mucho más de lo que da. Esto se hace particularmente evidente en el análisis que realizamos sobre las empresas chinas en Bolivia, donde mostramos que las empresas estatales Chinas ejecutan contratos por varios miles de millones de dólares, que no sólo provienen del financiamiento chino, sino del propio Estado boliviano y de otras entidades financieras internacionales.
En nuestro primer análisis sobre la relación China – Bolivia la mayor preocupación tuvo que ver con el endeudamiento con el país asiático: China presta cada vez más a Bolivia y el ritmo de crecimiento del país podría comprometer, en el largo plazo, la capacidad de pago de Bolivia. Pero considerando los otros aspectos de esta relación, la pregunta que se plantea es ¿Quién financia a quién?
Para responder a esta cuestión retomemos el dato principal de nuestro análisis sobre las empresas chinas en Bolivia, cuáles con los contratos que ejecutan que pudimos rastrear en los datos del SICOES y por qué cantidad que se muestra en la imagen adjunta.
De los datos que pudimos identificar, China ejecutó, ejecuta y ejecutará 25 contratos en diversas áreas, sobre todo infraestructura caminera, por un valor de 3.265 millones de dólares. De los 25 contratos identificados en esta muestra, tan sólo 2 tienen un financiamiento de China, del gobierno de la República Popular y del China Exim Bank. El resto proviene del propio Estado Boliviano y de entidades financieras internacionales.
Esto no quiere decir que el financiamiento de China sea menospreciable. De hecho, en el gráfico a continuación se observa que los 2 proyectos de nuestra muestra que financiados por China comprenden el 31% del total del monto de los contratos. Mientras que los restantes 23 proyectos financiados por el Estado boliviano y las entidades financieras internacionales suman el 69%.
Ahora bien, a propósito del gráfico hay que añadir que esta proporción no se refiere al monto del financiamiento chino neto, ya que la suma del monto de ambos contratos que cuentan con financiamiento chino es de 1.006 millones de dólares. Cifra que puede causar confusión porque es superior a, por ejemplo, el saldo de la deuda externa de Bolivia con China. Esto se debe a que el monto de ambos contratos no sólo comprenden el financiamiento chino, sino también la contraparte que da el Estado boliviano.
En este sentido, en términos de proporción, queda claro que más de la mitad del financiamiento que reciben las empresas chinas en Bolivia proviene del Estado boliviano y de las entidades financieras internacionales. Si se realiza la sustracción correspondiente, de la muestra de proyectos que identificamos, 2.260 millones de dólares provienen del Estado boliviano y de las entidades financieras internacionales.
Esto, una vez más, sin diferenciar las contrapartes que da el Estado en cada contrato, para suplementar el financiamiento externo.
Por otra parte, hay que considerar que esta muestra no comprende otras áreas donde operan empresas chinas, como la minería o la compra de equipos chinos por el Estado. Y, tampoco se debe perder de vista el hecho que las inversiones de estas empresas en el país son bastante reducidas, en comparación con el financiamiento que reciben.
¿Qué significa este monto en términos de los otros tres datos que analizamos sobre la relación entre China y Bolivia, a saber, endeudamiento externo y comercio exterior? Ambos datos nos ayudan a responder nuestra pregunta principal sobre quién financia a quién en la relación entre ambos países.
La comparación de las cifras permite dar cuenta clara del carácter desigual de la relación entre ambos países. Al mes de abril de 2018 el saldo de la deuda externa con China es de 712,6 millones de dólares, si a esta cifra le sumamos los 849,1 millones del saldo por desembolsar de la deuda llegaríamos a 1.561,7 millones.
Esta cifra, que comprende el volumen total de la deuda, es aproximadamente 700 millones de dólares inferior al monto de los contratos que ejecutan empresas estatales chinas en Bolivia, y que son financiados por el Estado boliviano y las entidades financieras internacionales.
A esto se debe sumar el hecho que en la última década el déficit comercial de Bolivia con China se ha incrementado, pasando de -255 mil dólares en 2007 a -1.216 millones de dólares en 2016. Esto quiere decir que Bolivia importa desde China mucho más de lo que exporta al país asiático. Y, como señalamos en nuestro análisis sobre el comercio exterior, se trata de un esquema de intercambio dependiente.
En suma, la relación entre China y Bolivia es desigual no sólo por la desproporción que existe entre ambas economías, sino porque China recibe mucho más de lo que invierte o presta. La muestra de los 25 contratos que identificamos en los datos oficiales, ademas de los otros datos de nuestro análisis, nos permite concluir que quienes financian a las empresas chinas en Bolivia son sobre todo el Estado boliviano y las entidades financieras internacionales
El valor de los contratos que ejecutan las empresas chinas, que pudimos identificar, es dos veces superior al saldo actual de la deuda con China. De comprobarse la cifra del embajador de los 7.000 millones de dólares, el saldo actual de la deuda con China representaría tan sólo el 10% del financiamiento que reciben las empresas chinas en Bolivia.
Por lo tanto, es claro que para China la relación con Bolivia es bastante ventajosa, porque es la segunda la que financia a la primera y no al revés, como se esperaría en un esquema usual de dependencia. Esto, lógicamente, no tiene que ver con alguna geopolítica innovadora, porque Bolivia sigue siendo una economía pequeña y dependiente.
Tomado de www.latinvestment.org