Quecaña, sólo ante el peligro
Ni fácil ni gratis, lo de ser la primera Máxima Autoridad Ejecutiva del Chaco, aun con la T de Transitoria, no iba a ser tarea sencilla para quien la asumiera.



Más que la suerte, la lógica y el qué dirán hizo que la designación se quedara en José Quecaña, el subgobernador masista de Yacuiba, que toda la vida ha transitado en las antípodas del movimiento autonómico pero que no perdió la oportunidad de tocar poder, algo así como cuando asumió la Presidencia de Petrolero.Los ingresos de José Quecaña son públicos. Según la última declaración en la Contraloría del hoy MAET del Chaco, que data por cierto de 2015 frente a la recomendación, dice que tenía un patrimonio neto de 30.000 bolivianos. Con esos mimbres se metió a la presidencia del club. Era una bonita oportunidad; Petrolero, que en 2016 coqueteó con el descenso hasta la última fecha, logró una plaza en la Copa Sudamericana por la retirada de los equipos mexicanos, 250.000 dólares de la Conmebol por el simple hecho de participar, un estadio nuevo y unas cuantas buenas recaudaciones. Figurando en el sorteo, en la inauguración del Estadio y en Fox, se cargó a un DT experimentado como Milton Maygua para traer a un español archidesconocido que dejó al equipo más último en el torneo local y goleado en el internacional y que dio la espantada un día antes del partido de vuelta ante la U Católica de Ecuador. Después lo dio Quecaña y su equipo, el mismo día del partido luego de mandar al primer plantel con 13 jugadores a Ecuador convirtiendo al Chaco en el hazmerreír del continente, como repitieron en Fox hasta la saciedad.Lo de figurar en Petrolero ha sido un error de cálculo de los que no solía cometer el joven Quecaña, el mayor beneficiario de la deriva autonómica, sin ser un militante de la causa. El joven Quecaña saltó de la dirigencia mercantil (de mercado) a la Asamblea Legislativa Departamental, Comité Cívico mediante. Vivió en sus carnes los avatares contra autonómicos, con derrocamiento de Gobernador incluído, y cuando hizo falta, se colocó en el lugar idóneo para que el alcalde de Yacuiba Carlos Brú, reconvertido en mejor amigo de Evo Morales por extraño que parezca, diera el visto bueno a su candidatura a la subgobernación en reemplazo de Marcial Rengifo, con quien dicen la malas lenguas les unían lazos de padrinazgo.Brú perdió la alcaldía bajo las siglas del MAS, pero Quecaña, con el mismo padrón, ganó la subgobernación. La dispersión (y el voto cruzado) hizo mucho. Era cuestión de tiempo que Quecaña se convirtiera en el político más poderoso del Chaco, eso sí, con la quiebra pisándole los talones.¿Y ahora qué?La Autonomía Regional ha tardado, pero ha llegado. No será plena hasta 2020, casi quince años después de que se impulsara cuando Quecaña era prácticamente un niño. Ahora toca gestionar y no va a ser fácil.El Gobierno nacional, muy interesado en fraccionar el departamento de Tarija en dos entidades, ya ha hecho su parte y los problemas son tantos en el nivel central que Quecaña apenas puede contar con Morales para algún regalo puntual, pero nada de resolver el problema estructural que tiene encima.La Gobernación no tiene ninguna prisa en implementar la Autonomía Regional aunque muy claramente ha dicho que la va a apoyar aún a costa de sumar cualquier cantidad de críticas por parte de los más resistentes. Lorgio Torres, subgobernador de Caraparí y Robert Ruíz, subgobernador de Villa Montes no van a dejar margen de duda. La configuración de la cuenta única bajo administración de Quecaña/Yacuiba ya ha sido bastante doloroso de presentar y los problemas derivados son inminentes. Políticamente hablando en un Chaco seccionalizado y con muy pocas ganas de hablar en conjunto supone una derrota profunda especialmente para Robert Ruíz, pues Lorgio está de salida. Ruíz deberá explicar por qué Villa Montes ha pasado a tener dependencia directa de Yacuiba, aunque sea con un compromiso de buena voluntad, mientras el fantasma de su antecesor, Rubén Vaca, aún en el país, sobrevuela a sus simpatizantes.En los mismos términos se establecen los equilibrios en la Asamblea Regional, donde Quecaña tiene ahora aún menos apoyo con Mario Aldana, el asambleísta que cuestionó desde el primer momento su investidura como MAET, ha sido elegido presidente.A todo esto se suma la cantaleta de la ilegitimidad de la investidura, pues una gran mayoría hubiera preferido volver a las ánforas antes de buscar una genuinidad imposible: Quecaña no es autonomista, como no es de Petrolero.Resultaría paradójico que la ayuda que necesita Quecaña para mostrar gestión y aguantar su propio esquema de gobernabilidad pase por la Gobernación Departamental. No hay muchos caminos donde sobrevivir sin enfrentar la guerra. Cuando acabe, Quecaña, de seguro, seguirá de pie. O en eso confía.