Hora de trabajar
Pasó el Bicentenario de la gloriosa Batalla de La Tablada, aquella con la que se inicia la cuenta de los días en libertad de estos valles tarijeños y que el pasado 15 de abril sumaron 200 años redondos.



La fecha se celebró como se pudo, pero mejor. Al final no son tanto las obras como los sentimientos lo que permanece en el tiempo y lo que se inculca a los más pequeños de la casa. La sensación general es que la política le restó brillantez a la fecha. Que la tensión y presión interpuesta en las semanas previas por los asuntos más mundanos impidió celebrar en comunión. Hace doscientos años todos los líderes de esta tierra se aliaron para expulsar al invasor, pero la sensación hoy es que eso no volvería a suceder. Que cuando ha llegado la amenaza, en este caso en forma de barril de petróleo cayendo a precios ínfimos, cada cual ha corrido por su cuenta intentando salvarse él y la parte del pueblo que lo ha acompañado. La sensación es que cualquier asunto que pueda sembrar cizaña y discordia es recibida con los brazos abiertos por aquel que perciba primero que le puede convenir. A Tarija, en la actual coyuntura, no le queda otra que avanzar y dejar ya de lado los famosos lamentos y las frases hechas de “sembrar el gas”, “planificar integralmente”, “hacer un plan de desarrollo” y todas esas ideas que suelen atizar los que no están en el poder para evitar que quienes están pongan en práctica las suyas; con las que han ganado las elecciones. El MAS de Evo Morales tiene un plan para Tarija, Adrián Oliva también tiene un plan para Tarija, también los alcaldes y también las autoridades de la nueva Región Autónoma del Chaco. Es preciso que cada cual avance en el suyo, sin perjudicar al otro y eso sí, procurando poner los acentos en los complementarios y no insistir en hacer todos lo mismo todas las veces.
El editor@lamanodelmoto