¿Hay un Trump boliviano?
Sobre el papel, el político más parecido a Donald Trump sería Samuel Doria Medina por aquello de la billetera, la capacidad económica de autofinanciarse sus campañas y el despliegue de seguridad que le acompaña. Hasta ahí serían las semejanzas formales, aunque posiblemente en materia...



Con la lengua, Jorge Quiroga es el político más dado a los titulares fáciles, a los pareados y a las bromas de doble sentido para atacar al Gobierno. Quiroga es también experto en atacar a los medios y robarse el show, muy al estilo Trump. Eso sí, después de dos décadas en política, su factor sorpresa no impactaría.Rubén Costas lo negará, pero en casi cualquier mente se trazarán paralelismos entre él y Trump sobre las cuestiones raciales fruto de los viejos tiempos. Costas si es un duro, pero no parece que en la Bolivia de hoy se puedan volver a hacer jueguitos sobre asuntos centrales y delicados.¿Hay margen en Bolivia para que aparezca un outsider populista capaz de derribar un gobierno tan estructuralmente sólido como el de Evo Morales? No lo parece, sin embargo los asuntos de corrupción, de despotismo, las cifras megalómanas y el progresivo alejamiento de las bases con el fin de integrar a nuevos sectores, unido a la erosión de la década en el poder empieza a dejar flanco en el Gobierno de Evo Morales.Página Siete ya ha propuesto a su candidato, que tampoco es novedad, un Carlos Mesa que, asegura, ganaría en la segunda vuelta a Evo Morales. Mesa conecta con la clase urbana media alta, que sigue siendo minoría en Bolivia y no parece que pueda abonarse a una teoría populista que sume nuevos sectores.Si algo ha quedado devaluado en los últimos procesos son precisamente las encuestas, cada vez más útiles para servir los intereses debidos.