Cuentos chinos y calculadoras
En algún momento hizo gracia el abrumador dominio de las cifras de Evo Morales. La precisión y contundencia acaparaba titulares. El método de presentar sus informes, siempre comparando al periodo similar de la era “neoliberal”,



se convirtió en ley. Tanto se estiró el chicle que empezó a no saber a nada. Aún cuando los datos empezaban a flojear, el Presidente se las apañó para seguir mostrando una Bolivia de maravilla. Sólo en el último año asumió cierto parón en la economía. La cuestión es que lo de los datos hizo gracia también en los Ministerios, y todos se lanzaron a disparar cifras multimillonarias a la mínima ocasión. El ministerio de Hidrocarburos se lleva la palma. Veinte mil, treinta mil millones, cifras colosales repetidas una y otra vez, mezcladas con millones de metros cúbicos o megawatios de potencia. Planes de exploración, de explotación, megarepresas… todo aderezado con datos y cifras mareantes disparadas desde el Ministerio, desde YPFB y desde el Ministerio de Comunicación y que no siempre coinciden.El Ministerio de Comunicación contribuye eficientemente al caos informativo a través de todos sus medios. ABI, Cambio, Canal 7 y las múltiples cuentas en redes sociales que manejan. Cada una escupe un dato diferente que hay que sí o sí celebrar. El caso del crédito chino, reanunciado esta semana con la misma pasión que se informó hace un año por el Vicepresidente es un ejemplo. Ni ellos se daban cuenta de lo que decían. Solo cifras, aplausos y el “no condicionamiento político”, que si económico. La plata entrará, se pagará a empresas chinas y después se volverá a pagar el crédito. Dos veces la plata rumbo al mismo destino.De poco sirven los aplausos enlatados. Gobierno (y Gobernaciones y alcaldías) deben ser más prolijos en dar a conocer sus cifras y datos. Sin aderezos. Sin espasmos. Sin onanismo. Disparar cifras vacías y contrapuestas a cada rato, cada vez más grandes y millonarias con la que está cayendo en la calle hace que la población se aleje y se pierda la única cualidad de un gobernante: su credibilidad.
El editor@lamanodelmoto