Los subgobernadores van a desaparecer
En menos de una semana el Gobernador Adrián Oliva pasó de apoyarse en los subgobernadores para hacer frente a la temeraria “Ley del 8 por ciento para los municipios” que alegre y tácticamente defiende el alcalde de El Valle Álvaro Ruíz como jefe de la AMT a derogarles por decreto la...



El movimiento ha dejado con la boca abierta a muchos, pero la precisión de la jugada ha negado el derecho a la pataleta. Los subgobernadores dependen ahora más de la voluntad del nivel central departamental. En un abrir y cerrar de ojos se han quedado sin la capacidad de maniobrar políticamente y el MAS ha perdido unos buenos aliados en su pretendido cerco a la gestión de Oliva. Si alguien pretendía mostrar más resultados acelerando inversiones en islas deberá hacerse ahora cargo del 100% de la factura. El movimiento de Adrián Oliva se circunscribe, inicialmente, en la responsabilidad gubernamental con la que afronta la gestión. No hay plata y en la próxima elección no habrá subgobernadores electos. Así lo dice el Estatuto y no cabe una nueva estrategia demagógica y deliberada, como la que concretaron las diferentes bancadas de la anterior gestión de la Asamblea Legislativa, que guardaron en un cajón la adecuación del Estatuto hasta que el Gobierno convocó elecciones con una Ley Nacional que habilitó la elección de “Ejecutivos Seccionales”. El chiste hizo que la puesta en vigencia del Estatuto pasara casi desapercibido y que siguiera el dispendio. Los ejecutivos se convirtieron en subgobernadores Gaceta Oficial mediante, pero ninguno renunció a las competencias con los que fueron electos ni a sus generosos “gabinetes”, ni sus vehículos oficiales, ni líneas corporativas para coordinar los trascendentales asuntos políticos, ni a nada. 11 secretarios de Cultura, de Deportes, de Obras Públicas, de Planificación y de otras muchas cosas que sin duda han contribuido decisivamente al desarrollo departamental.
CálculosAdrián Oliva y sobre todo, su mano derecha Waldemar Peralta cuando era presidente del Comité Cívico defendieron a capa y espada la elegibilidad de los ejecutivos seccionales posicionándose contra Óscar Montes, por entonces el enemigo a batir para lograr la “nominación” de la oposición, que abiertamente y desde el principio cuestionó la existencia de esas figuras, ideadas por Mario Cossío en su particular afán por garantizarse el poder y elevada al olimpo de la irresponsabilidad por Lino Condori que explotó el monstruo hasta el extremo dotándoles de recursos infinitos vía declaración de disponibilidad presupuestaria para agilizar sus ejecuciones. El divide y vencerás con el que Mario Cossío y los suyos idearon el monstruito exige ahora una decisión política definitiva gracias, esta vez, al buen tino del Tribunal que aplicando la Constitución prohibió mantener la figura. Seis largos años después, es evidente que la figura de ejecutivos/subgobernadores ha servido para duplicar las funciones y crear pequeños caudillos. En las secciones en las que alcalde y subgobernador han sido del mismo signo, uno ha convertido al otro en su subsidiario: El subgobernador Walter Ferrufino en O´Connor o el alcalde Álvaro Ruíz en El Valle. Todo ha dependido más de las aspiraciones políticas de cada uno. En las que han sido enemigos, el enfrentamiento resultó tonto e incluso suicida: Pepe Gutiérrez y Never Vega en Bermejo, Carlos Brú y Marcial Rengifo en Yacuiba, Óscar Montes y Pica Lema en Cercado, por ejemplo.Tanto entre los subgobernadores (Johnny Torres, Walter Ferrufino, Bartolomé López) como entre los alcaldes (Álvaro Ruíz, Rodrigo Paz) hay líderes con intenciones de seguir creciendo e incluso disputar a Oliva la Gobernación en 2020. Hasta entonces, la Gobernación y la Asamblea deben trabajar en un diseño institucional acorde a las necesidades, ya sin subgobernadores electos para cada sección. Y por si acaso, la Ley Orgánica Electoral convendría tratarla cuanto antes para evitar carreras y oscuros pactos en el caso de que el calendario electoral (siempre pendiente de las intenciones del MAS de perpetuar a Evo) de un giro inesperado.