Fantasmas en la autonomía regional
El sudor frío. Un corte de digestión. Ojos como platos. Nadie en el Chaco quiere contratar una encuesta seria para testar los resultados del referéndum de la Autonomía Regional porque cuesta mucha plata y porque se suponía que era un resultado cantado. Se suponía.



Desde los años del fervor autonomista ha pasado mucho más que años. Han pasado varios miles de millones de bolivianos y no tantas autoridades. Han pasado grandes jolgorios, promesas olvidadas, casas de tres plantas, vagonetas full de kilómetro cero. Muchas cosas.Ahora ha llegado la crisis que el ministro Luis Arce Catacora dice que no existe en Bolivia, pero si en el Chaco, que vive de algo más que de regalías petroleras, afortunadamente. Si solo viviera del precio del gas, la situación podría ser dramática, como lo es casi todo lo que tiene que ver ahora con lo político. Obras que nunca se hicieron, puestos de trabajo que no eran, vacas que se mueren porque no hay agua.La autonomía era el 45 por ciento; el Estatuto quedó relegado y tantos años después la gente no está para fiestas. Las aspiraciones de autogestión se han visto aplastadas por la codicia y la mayoría entiende que la autonomía benefició a la minoría; a familias burocratizadas, a sectores arribistas, a una pequeña clase pseudo aristócrata que ha hizo de la política su negocio.No hay autoridad ni partido político que vaya a hacer campaña por el NO a la autonomía. Más al contrario, todos se disponían a capitalizar el SI; a convertir la “previsible” victoria en una catapulta hacia el siguiente escalón. Ni siquiera José Quecaña, a quien acusan de ser más tibio que la mojama con los asuntos del fervor se atrevería a abrir la boca para criticar el modelo autonómico planteado.Nadie quiere mostrar el texto demasiado para que no se descubra el pastel. Al final de la partida, la Asamblea Regional aprobará reglamentos de lo que se legisle en Tarija, se podrán poner acentos más aquí o allá, pero lo importante de todo es licitar y licitar. Y para que todos se quedaran contentos, hay un Ejecutivo del Chaco, que no Gobernador, que será de Yacuiba y las otras dos secciones elegirán a ese y a otro para su región (léase su 15 por ciento).Los Wilman Cardozo y los Ramiro Vallejos ya han empezado a sacarse los ojos. El asambleísta disfruta cuando le señalan como padre de la autonomía regional. El alcalde insiste en que la autonomía es de todos.El chaqueño de a pie está preocupado por sus vacas, su taxi, su Tarjeta Vecinal Fronteriza y su puesto de Pocitos. Y visto lo visto y lo que ha pasado en los años del 45 por ciento. Y visto como viene la campaña. Y visto lo forzado de las alegrías y promesas, ha empezado a desconfiar.Los Cardozo, Vallejos, Brús, Torres, los 24 asambleístas de los 13 millones y otros usufructuarios de la Autonomía Regional cruzan los dedos para que Luis Pedraza recupere la lengua y vuelva a azotar las aspiraciones de la autogestión para crispar al departamento y garantizar una victoria contundente, sin paliativos, que aleje el fantasma de la abstención, o del ausentismo, pues en las calenturas fronterizas ni el Banco Unión ni ninguno de sus primos van a ponerse muy legalistas. Y los certificados y multas se tramitan demasiado lejos y con demasiada poca fuerza como para ponerse estrictos o temerosos.Mientras tanto; ojos como platos, corte de digestión, sudor frío.