El lobo en el gabinete de Evo
No es el presidente Evo Morales muy afecto a hacer cambios en su gabinete. Es más propenso a ratificar a todos y exigir resultados. En algunas ocasiones ha dado resultados. En otras solo ha servido para que se desviaran de planes iniciales para convertirse en dóciles aduladores al servicio de...



El gabinete que empezó esta nueva legislatura sufrió cambios intempestivos muy pronto y salvo lo de Nemesia Achacollo, el resto fue en carteras menores como la de Cultura. Este 6 de agosto se desataron rumores, como siempre para estas fechas, pero la coyuntura política y económica hacía prever una verdadera revolución.
La imagen de Evo Morales cae en picado desde antes del referéndum constitucional y nadie parece asumir las responsabilidades. Más al contrario, se redoblan los esfuerzos por presentar al Gobierno como un cuerpo granítico inquebrantable, que en ligar de ser identificado como sólido se está empezando a percibir como insensible.
El caso Zapata ha dejado facturas por cobrar, el Fondo Indígena todavía no ha saldado cuentas y la crisis económica que empieza a asumir el Gobierno parecían dar la oportunidad para hacer un lavado de cara profundo, incluso se rumoreó que se fusionarían ministerios dando alguna señal de apostar por la austeridad.
Los fuertes, dígase Carlos Romero en Gobierno, Juan Ramón Quintana en Presidencia, David Choquehuanca en Exteriores y Luis Arce Catacora en Economía empiezan a tomarse la medida. Fuentes al interior del Gobierno aseguraban en la víspera del referéndum que de ganar el Si se abrirían batallas internas, pero de ganar el NO, la guerra sería nuclear. Ganó el NO.
Ganó el no y la hostilidad parece haberse instalado en el Gobierno donde las posibilidades de “lucirse” pasan de momento por la caja de Arce Catacora y la aprobación de Quintana, ahora sí, instalado en Palacio como supergerente (tras haber logrado su aspiración de conquistar el Beni).
Los “cuatro grandes” se toman la medida y solo los muy próximos saben cuan determinante ha sido la participación de cada uno en los recientes escándalos y en el impacto en la imagen presidencial. Zapata operaba desde dependencias de la Presidencia, por el gabinete de Arce Catacora pasaron las aprobaciones de los mecanismos opacos del Fondo Indígena, Romero precipitó la detención de la ex pareja del presidente de forma poco ortodoxa dando un vuelco a la novela rosa, Choquehuanca habló de “la mano blanca”… y así.
El presidente decidió ratificar a todos sus ministros y les puso la tarea de esforzarse por el crecimiento y “sino todos fuera”. Los “cuatro grandes” respiraron tranquilos, pues los rumores habían apuntado a lo más alto. Más preocupados quedan los segunda línea, que tienen mayor responsabilidad de gestión y menos en política: Luis Alberto Sánchez debe mostrar ya resultados contundentes. René Orellana mostrar más claramente el objetivo para el desarrollo planificado. Reymi Ferreira optimizar sus recursos en Defensa.
El saludo
Capítulo aparte merece el Vicepresidente Álvaro García Linera, que también sumó con su propio escándalo de la ausencia del título universitario a la caída de la popularidad de la dupla en conjunto, pues la suya nunca alcanzó los niveles de Evo Morales.
García Linera podría ser el gran beneficiado si finalmente en el MAS se opta por hacer un trueque en las posiciones de la dupla para salvar la prerrogativa constitucional que impide al presidente Evo Morales volver a candidatear con el número 1. O eso plantean sus acólitos, pues también podría darse el caso de que esta vez sí se someta la decisión a las bases y sea el Instrumento Político quien configure la pareja definitiva.
También podría ser el gran perjudicado, pues raramente las bases aceptarían su permanencia en el cargo por mucho acuerdo interno que haya. Normalmente se exigiría la renuncia después de la posesión para que no hubiera ninguna duda sobre quien tiene la autoridad. Visto el desempeño y analizados los diez años, el papel del Vicepresidente ha sido clave en algunas de las decisiones que más han alterado los planes originales.
Cuando el Presidente Evo Morales le obvió el saludo en el Palco de Honor de la Parada Militar en Santa Cruz el domingo, cuando todavía no se sabía que pasaría con el gabinete, sacudió los cimientos del Instrumento y no pocos anticiparon decisiones drásticas. Finalmente todo quedó igual. Veremos hasta cuándo.