Todos en sus roles… de momento
A punto de cumplir un mes de la nueva legislatura, los roles de unos y otros se empiezan a acomodar. Tanto la coalición de gobierno Unidad Departamental Autonomista (UD-A) como el Movimiento Al Socialismo (MAS) debe acostumbrarse a sus nuevos roles; y aunque para unos el gobierno ya ha quedado...
El rol de “bueno” está claro tanto en uno como en otro partido. “La pelota no se mancha”. En este caso los dos líderes máximos son los buenos; Adrián Oliva por la parte de UD-A y Evo Morales por la parte del MAS, que se apuntan a la imagen del estadista por encima del bien y del mal; de hecho su sintonía, en tanto que se reconocen en sus papeles, es extraordinaria.El rol de kamikaze, o de malo sin más, lo ha asumido sin pelos en la lengua el ex delegado de UD-A Luis Pedraza, quien criticando primero la conformación de gabinete y después el acercamiento de Oliva a Morales se ha constituido en la vanguardia de una forma determinada de hacer política. Claro que esta actitud parece nada más que la enésima escenificación de la teoría de los polos, marcando una distancia muy lejana al respecto del MAS le abre un espacio mucho mayor a Adrián Oliva para manejarse políticamente entre unos y otros haciendo notar que cede demasiado respecto a los suyos, que teóricamente siguen siendo los caminocambistas de Luis Pedraza, Mauricio Lea Plaza y María Lourdes Vaca.En el MAS el rol no está tan disputado como podría imaginarse, en principio porque todas las autoridades electas esperan al Congreso para conocer la línea que marca el nuevo presidente. Pecar por exceso o por defecto puede resultar contraproducente para las aspiraciones futuras y es por eso que la mayoría de los líderes anda con pies de plomo, ni Arias Soto o Rubén Velasco en la Asamblea ni mucho menos Julia Ramos o Pánfilo Guzmán desde los movimientos sociales han levantado la voz en este tiempo. Quien de alguna forma está haciendo méritos para asumir el rol de malo oficial es el ejecutivo seccional de Yacuiba José Quecaña; en parte por su configuración genética apta para la polémica, en parte porque es el ejecutivo de más alto rango (y presupuesto) del MAS en esta gestión. El apoyo de la ex ministra Sandra Gutiérrez como secretaria general es un aval, pero en cualquier caso, espera también hasta que haya un plan global definido para actuar en consecuencia.El otro gran rol en juego es el del listo; aquel que conoce por la experiencia y es capaz de administrar los momentos políticamente a su gusto. El que da la apariencia de que todo está controlado. En el MAS, sin duda, el rol se lo ha quedado Walter Ferrufino, el ejecutivo seccional de O´Connor y jefe de la Asociación de Ejecutivos Seccionales de Tarija, ese lobby de presión que Luis Alfaro calificó como sindicato y que sin duda, es una poderosa herramienta para presionar al Gobernador. Ferrufino no va a utilizarla como kamikaze, que no le conviene, sino como el listo de la clase para salirse con la suya.En el otro extremo, Mauricio Lea Plaza es el que reparte el juego y administra los tiempos en la bancada oficialista y minoritaria de la Asamblea. Lea Plaza se las sabe todas pero deberá discurrir un buen plan para salirse con la suya y no acabar devorado en su propia coalición. En la misma bancada, Wilman Cardozo también pugna por ese rol, su poder está en el Chaco y en su granero de votos, pero el mismo no se ha visto correlacionado con el poder orgánico ni con el institucional. Administrar las fichas con sabiduría es el principal objeto.El último rol definido es el de “jefe”, aquel que cree que manda y se sabe ganador. En el lado del MAS, William Guerrero es el único que tiene asegurada la presencia en todas las fotos oficiales como presidente de la Asamblea Legislativa Departamental. Guerrero no es un militante inquebrantable conocida su trayectoria, pero de momento es el que atesora mayor poder en el partido y el que podrá hablar de tú a tú al próximo jefe departamental. Mientras tanto, en la coalición de Gobierno, Luis Alfaro es el que ejerce de “jefe”, recubierto de un aura ganadora por su apoyo trascendental en la segunda vuelta que le ha valido para asumir un poder explícito en la Gobernación y sobre todo, para hablar de lo que quiera cuando quiera.Quedan muchos roles todavía por asignar: el bufón, el traidor, el mártir, el guardaespaldas y muchos otros de los clásicos y quizá, alguna innovación que pueda traer esta nueva legislatura. Veremos hasta cuando.