El magnate intentó silenciar un escándalo con dinero de campaña
Trump no irá a prisión por sobornar a una actriz porno
La sentencia dictada por un juez de Nueva York no impone pena, pero sí lo condena, lo que tendrá un efecto simbólico sobre el presidente electo, que ya ha anunciado que renunciará
Donald Trump se convertirá en diez días en el primer presidente en tomar posesión habiendo sido condenado por delitos penales en la historia de Estados Unidos. Después de que el Tribunal Supremo rechazara ayer su petición de emergencia para que paralizara el caso, agotando la vía judicial para evitar la sentencia, el juez Juan Merchan de Manhattan ha emitido esta mañana su veredicto por el caso Stormy Daniels: una “exención incondicional”, lo que en Nueva York significa que la condena emitida por el jurado popular se mantiene, pero el acusado será puesto en libertad “sin encarcelamiento, multa ni supervisión de la libertad condicional”.
Al programar la sesión la semana pasada, el juez ya avanzó que la sentencia no implicaría penas de prisión, pero el veredicto supone igualmente un golpe judicial y simbólico contra Trump, pues lo convertirá en el primer presidente criminal. De las cuatro imputaciones penales que recibió, esta es la única causa contra el republicano que ha llegado hasta el final, después de múltiples aplazamientos tras el fallo del Supremo que le concedió el año pasado inmunidad por los delitos cometidos en “actos oficiales”, así como por su condición de candidato, primero, y de presidente electo, después.
“Soy completamente inocente”, ha dicho Trump momentos antes de recibir la sentencia, en una comparecencia virtual, en la que ha calificado el caso como “un tremendo revés para el sistema judicial de Nueva York” y ha lamentado que ha sido tratado “muy, muy injustamente”.
El republicano fue condenado en mayo por un jurado popular de Manhattan por 34 delitos de falsificación documental y vulneración de las leyes estatales de financiación de campaña por los pagos secretos a la actriz porno Stormy Daniels, en plena campaña electoral del 2016, para acallar una relación sexual que habían mantenido diez años antes. Hoy ha recibido su sentencia, que el juez Merchan ha justificado asegurando que “nadie está por encima de la ley” y que el presidente electo sigue siendo “un ciudadano”.
Los pagos, realizados a través de su exabogado Michael Cohen, que declaró en el juicio, fueron reembolsados por Trump y falsamente registrados como gastos legales de su empresa. Cada uno de los 34 delitos se refieren a las distintas facturas, registros contables y cheques que falsificó, algo que ocurrió cuando ya era presidente. Los abogados del magnate trataron de evitar la sentencia a base de recursos alegando que el Supremo le había concedido inmunidad, pero los distintos tribunales de apelaciones han considerado que los pagos se realizaron como una actividad privada y no en el ejercicio público de sus funciones, por lo que no están protegidos por la inmunidad presidencial.
Al tratarse de un caso estatal, el republicano no podrá indultarse a si mismo cuando llegue a la Casa Blanca, pues la autoridad del perdón presidencial tan solo se extiende a los casos federales. Por este motivo, el presidente Joe Biden sí pudo indultar a su hijo en las dos condenas federales que pesaban sobre él y Trump podrá indultar a los condenados por el asalto al Capitolio, entre otros.
El desenlace de este caso penal en Nueva York es muy distinto a los otros tres que le acompañaron durante su campaña electoral y que le permitieron venderse como víctima de una “caza de brujas” orquestada por la administración de Biden y por un supuesto Estado profundo. Tras ganar las elecciones, el fiscal especial Jack Smith, que lideró las imputaciones por el caso del asalto al Capitolio y la retención de documentos clasificados en su residencia tras abandonar la Casa Blanca, retiró las acusaciones argumentando que iba en contra de la doctrina del departamento de Justicia perseguir penalmente a presidentes. Con esta decisión, estaba también reconociendo que los casos no iban a prosperar, pues el departamento dependerá del propio Trump a partir del 20 de enero.