España: candidatos cierran reñida campaña electoral
Con la mente puesta en pactos que le permitan gobernar tras las elecciones del próximo domingo, los líderes de las principales fuerzas políticas de España cerraron este viernes una de las campañas más reñidas en la historia del país. Campañas electorales El presidente del Gobierno...



Con la mente puesta en pactos que le permitan gobernar tras las elecciones del próximo domingo, los líderes de las principales fuerzas políticas de España cerraron este viernes una de las campañas más reñidas en la historia del país.
Campañas electorales
El presidente del Gobierno y candidato a la reelección por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, y el líder de la agrupación liberal Ciudadanos (Cs), Albert Rivera, realizaron sus últimos actos proselitistas en la ciudad mediterránea de Valencia.
Tras dos semanas recorriendo el país, sus pares del conservador Partido Popular (PP), Pablo Casado, y de la coalición izquierdista Unidas Podemos, Pablo Iglesias, escogieron Madrid para poner fin a sus respectivas campañas.
Más de 36,8 millones de españoles están llamados a las urnas para renovar las Cortes Generales (parlamento bicameral), dos meses después de que sus dirigentes no consiguieran ponerse de acuerdo para aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2019.
Sánchez, a quien todas las encuestas apuntan como favorito para convertirse el 28 de abril en el aspirante con mayor apoyo, se vio forzado en febrero a convocar elecciones anticipadas tras naufragar en el Parlamento sus primeras cuentas públicas.
En el poder desde el pasado 1 de junio, el político socialdemócrata recibió entonces el varapalo del Congreso de los Diputados, que vetó sus PGE, mediante los cuales buscaba revertir siete años de duros recortes sociales de su antecesor, el conservador Mariano Rajoy.
Durante sus mítines de este viernes, el secretario general del Partido Socialista Obrero Español llamó a los españoles a evitar el ascenso de la extrema derecha encarnada por la agrupación Vox, que estremeció el tablero político de esta nación europea y con la cual el PP estaría dispuesto a gobernar.
'La frontera entre el avance y la involución puede ser un voto o un escaño y es importante que no nos confiemos', arengó el mandatario a sus simpatizantes.
Para ilustrar ese eventual escenario recordó que nadie esperaba las victorias de Donald Trump en Estados Unidos, la de Jair Bolsonaro en Brasil o el reciente resultado de la ultraderecha en Finlandia, donde estuvo a punto de superar a los socialdemócratas.
Casado abrió ayer por primera vez la puerta a gobernar con la extrema derecha, si tiene posibilidades de convertirse en jefe del Ejecutivo después de los comicios, considerados los más reñidos en cuatro décadas.
El máximo dirigente del Partido Popular, la fuerza dominante en la derecha política española desde 1982, iría así más allá del modelo aplicado en Andalucía, región en la que los conservadores asumieron el poder junto a Cs con el sostén de Vox, liderada por Santiago Abascal.
Como en esa sureña comunidad autónoma, otrora bastión del PSOE, el objetivo de esa alianza de los 'populares' con la formación de Abascal sería impedir una administración progresista encabezada por Pedro Sánchez y respaldada por Unidas Podemos.
Todos los sondeos sitúan a los socialdemócratas de Sánchez como primera agrupación en el Congreso -la Cámara Baja encargada de investir al futuro presidente-, pero sin la mayoría absoluta (176 de 350 escaños) para formar gobierno en solitario.
Detrás se ubicarían, el Partido Popular, Ciudadanos y Unidas Podemos -alianza progresista integrada por Podemos, Izquierda Unida y otros partidos, que de esa manera perdería su condición de tercera fuerza política lograda en 2016.
Como novedad, las encuestas indican que Vox conseguirá por primera vez representación parlamentaria a nivel nacional, lo que fragmentaría aún más la composición del Parlamento.
Si ningún candidato obtuviera el apoyo parlamentario suficiente para ser jefe del Ejecutivo, algo que ya ocurrió en 2015, se convocaría a una nueva cita con las urnas, como en 2016, lo que complicaría la gobernabilidad.
Campañas electorales
El presidente del Gobierno y candidato a la reelección por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, y el líder de la agrupación liberal Ciudadanos (Cs), Albert Rivera, realizaron sus últimos actos proselitistas en la ciudad mediterránea de Valencia.
Tras dos semanas recorriendo el país, sus pares del conservador Partido Popular (PP), Pablo Casado, y de la coalición izquierdista Unidas Podemos, Pablo Iglesias, escogieron Madrid para poner fin a sus respectivas campañas.
Más de 36,8 millones de españoles están llamados a las urnas para renovar las Cortes Generales (parlamento bicameral), dos meses después de que sus dirigentes no consiguieran ponerse de acuerdo para aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2019.
Sánchez, a quien todas las encuestas apuntan como favorito para convertirse el 28 de abril en el aspirante con mayor apoyo, se vio forzado en febrero a convocar elecciones anticipadas tras naufragar en el Parlamento sus primeras cuentas públicas.
En el poder desde el pasado 1 de junio, el político socialdemócrata recibió entonces el varapalo del Congreso de los Diputados, que vetó sus PGE, mediante los cuales buscaba revertir siete años de duros recortes sociales de su antecesor, el conservador Mariano Rajoy.
Durante sus mítines de este viernes, el secretario general del Partido Socialista Obrero Español llamó a los españoles a evitar el ascenso de la extrema derecha encarnada por la agrupación Vox, que estremeció el tablero político de esta nación europea y con la cual el PP estaría dispuesto a gobernar.
'La frontera entre el avance y la involución puede ser un voto o un escaño y es importante que no nos confiemos', arengó el mandatario a sus simpatizantes.
Para ilustrar ese eventual escenario recordó que nadie esperaba las victorias de Donald Trump en Estados Unidos, la de Jair Bolsonaro en Brasil o el reciente resultado de la ultraderecha en Finlandia, donde estuvo a punto de superar a los socialdemócratas.
Casado abrió ayer por primera vez la puerta a gobernar con la extrema derecha, si tiene posibilidades de convertirse en jefe del Ejecutivo después de los comicios, considerados los más reñidos en cuatro décadas.
El máximo dirigente del Partido Popular, la fuerza dominante en la derecha política española desde 1982, iría así más allá del modelo aplicado en Andalucía, región en la que los conservadores asumieron el poder junto a Cs con el sostén de Vox, liderada por Santiago Abascal.
Como en esa sureña comunidad autónoma, otrora bastión del PSOE, el objetivo de esa alianza de los 'populares' con la formación de Abascal sería impedir una administración progresista encabezada por Pedro Sánchez y respaldada por Unidas Podemos.
Todos los sondeos sitúan a los socialdemócratas de Sánchez como primera agrupación en el Congreso -la Cámara Baja encargada de investir al futuro presidente-, pero sin la mayoría absoluta (176 de 350 escaños) para formar gobierno en solitario.
Detrás se ubicarían, el Partido Popular, Ciudadanos y Unidas Podemos -alianza progresista integrada por Podemos, Izquierda Unida y otros partidos, que de esa manera perdería su condición de tercera fuerza política lograda en 2016.
Como novedad, las encuestas indican que Vox conseguirá por primera vez representación parlamentaria a nivel nacional, lo que fragmentaría aún más la composición del Parlamento.
Si ningún candidato obtuviera el apoyo parlamentario suficiente para ser jefe del Ejecutivo, algo que ya ocurrió en 2015, se convocaría a una nueva cita con las urnas, como en 2016, lo que complicaría la gobernabilidad.