Limpieza ideológica en el gobierno de Bolsonaro
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que ya prometió durante la campaña electoral que “liberaría” al país de las “ideas socialistas”, concluye su primera semana de gobierno dando luz verde al despido en masa de centenares de funcionarios públicos acusados de tener un...



El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que ya prometió durante la campaña electoral que “liberaría” al país de las “ideas socialistas”, concluye su primera semana de gobierno dando luz verde al despido en masa de centenares de funcionarios públicos acusados de tener un posicionamiento ideológico divergente con el actual proyecto de gobierno.
El Ministro de la Casa Civil, Onyx Lorenzoni, afirmó que esta medida pretende cumplir la promesa que Bolsonaro ya hizo durante la campaña electoral: “despetizar” el gobierno (en relación al Partido de los Trabajadores, PT).
La concreción de esta medida tuvo lugar durante la primera reunión oficial del 2 de enero entre el actual presidente y su Consejo de Gobierno, que incluye los 22 ministros de sus respectivas carteras.
Por el momento, la propuesta ha sido puesta en práctica, de forma masiva, solo en el ministerio de Lorenzoni, que afirmó tras esta reunión que “la Casa Civil es el centro del Gobierno y alguien tiene que comenzar”.
Para este ministro, el primer acto de despido de 320 funcionarios “es un acto importante para que podamos sacar de la administración pública federal a todos aquellos que tienen una marca ideológica clara”.
Lorenzoni hizo hincapié en que los afectados –entre los que se encontraban embarazadas y lactantes– recibirán los “derechos e indemnizaciones, como determina la ley”.
Asimismo afirmó que los despidos se realizan en base a criterios “técnicos”, aunque no especificó en ningún momento cuales.
El objetivo es detectar y expulsar a quien piensa diferente a las directrices generales del actual gobierno: “No tiene sentido tener un Gobierno como el que tenemos ahora, formado por personas que defienden otras ideas u otra forma de organización de la sociedad”, declaró Lorenzoni.
A partir de este primer movimiento de fichas, el gobierno de Bolsonaro pretende revisar cada articulación de su esqueleto administrativo con el objetivo de “gobernar sin ideología”.
Cómo se está realizando la radiografía del cuerpo de funcionarios todavía no es de conocimiento público, pero lo que está claro es que, por el momento, la veda está abierta para expulsar a los trabajadores que no comulguen con el proyecto de gobierno, tal y como quedó registrado en el Diario Oficial de la Unión, boletín de publicación de las decisiones del Gobierno, del jueves día 3 de enero.
Consecuencias de los despidos
Bolsonaro y su equipo anuncian también sus intenciones de recortar un cuerpo de funcionarios que consideran desmesurado para solventar los gastos de las arcas públicas.
Un amplio contingente de puestos ya ha sido eliminado como resultado de la fusión de diversas carteras en un único ministerio, como sucede por ejemplo con Economía, donde se ha integrado Hacienda y Trabajo, entre muchos otros rubros.
Sumado al argumentario presupuestario, la selección de puestos por afinidades políticas sigue su curso.
El primer despido por motivos ideológicos ya ha desarticulado ciertos ministerios, como el cuerpo técnico de la Casa Civil. El sector peor parado dentro de esta institución fue la Comisión de Ética Pública de la Presidencia (CEP), responsable de vigilar la conducta de los servidores públicos y que se vio casi integralmente desmantelada.
Entre los despedidos se incluía al secretario ejecutivo Hamilton Cruz, lo que llevó a la CEP a calificar esta medida como “nociva” para las relaciones entre el órgano y el Gobierno.
Tras polémicas reclamaciones, el secretario ejecutivo de la Casa Civil, Abraham Bragança de Vasconcellos Weintraub, concluyó en reunión con el director de la CEP, Luiz Navarro, la manutención de los trabajadores de esta institución de promoción de la ética, aunque no desaparecieron los recelos.
Gleisi Hoffmann, líder del PT, no ha querido pronunciarse oficialmente sobre esta medida que todavía afecta a centenares de funcionarios del gobierno.
El Ministro de la Casa Civil, Onyx Lorenzoni, afirmó que esta medida pretende cumplir la promesa que Bolsonaro ya hizo durante la campaña electoral: “despetizar” el gobierno (en relación al Partido de los Trabajadores, PT).
La concreción de esta medida tuvo lugar durante la primera reunión oficial del 2 de enero entre el actual presidente y su Consejo de Gobierno, que incluye los 22 ministros de sus respectivas carteras.
Por el momento, la propuesta ha sido puesta en práctica, de forma masiva, solo en el ministerio de Lorenzoni, que afirmó tras esta reunión que “la Casa Civil es el centro del Gobierno y alguien tiene que comenzar”.
Para este ministro, el primer acto de despido de 320 funcionarios “es un acto importante para que podamos sacar de la administración pública federal a todos aquellos que tienen una marca ideológica clara”.
Lorenzoni hizo hincapié en que los afectados –entre los que se encontraban embarazadas y lactantes– recibirán los “derechos e indemnizaciones, como determina la ley”.
Asimismo afirmó que los despidos se realizan en base a criterios “técnicos”, aunque no especificó en ningún momento cuales.
El objetivo es detectar y expulsar a quien piensa diferente a las directrices generales del actual gobierno: “No tiene sentido tener un Gobierno como el que tenemos ahora, formado por personas que defienden otras ideas u otra forma de organización de la sociedad”, declaró Lorenzoni.
A partir de este primer movimiento de fichas, el gobierno de Bolsonaro pretende revisar cada articulación de su esqueleto administrativo con el objetivo de “gobernar sin ideología”.
Cómo se está realizando la radiografía del cuerpo de funcionarios todavía no es de conocimiento público, pero lo que está claro es que, por el momento, la veda está abierta para expulsar a los trabajadores que no comulguen con el proyecto de gobierno, tal y como quedó registrado en el Diario Oficial de la Unión, boletín de publicación de las decisiones del Gobierno, del jueves día 3 de enero.
Consecuencias de los despidos
Bolsonaro y su equipo anuncian también sus intenciones de recortar un cuerpo de funcionarios que consideran desmesurado para solventar los gastos de las arcas públicas.
Un amplio contingente de puestos ya ha sido eliminado como resultado de la fusión de diversas carteras en un único ministerio, como sucede por ejemplo con Economía, donde se ha integrado Hacienda y Trabajo, entre muchos otros rubros.
Sumado al argumentario presupuestario, la selección de puestos por afinidades políticas sigue su curso.
El primer despido por motivos ideológicos ya ha desarticulado ciertos ministerios, como el cuerpo técnico de la Casa Civil. El sector peor parado dentro de esta institución fue la Comisión de Ética Pública de la Presidencia (CEP), responsable de vigilar la conducta de los servidores públicos y que se vio casi integralmente desmantelada.
Entre los despedidos se incluía al secretario ejecutivo Hamilton Cruz, lo que llevó a la CEP a calificar esta medida como “nociva” para las relaciones entre el órgano y el Gobierno.
Tras polémicas reclamaciones, el secretario ejecutivo de la Casa Civil, Abraham Bragança de Vasconcellos Weintraub, concluyó en reunión con el director de la CEP, Luiz Navarro, la manutención de los trabajadores de esta institución de promoción de la ética, aunque no desaparecieron los recelos.
Gleisi Hoffmann, líder del PT, no ha querido pronunciarse oficialmente sobre esta medida que todavía afecta a centenares de funcionarios del gobierno.