La luz de la Navidad
El momento de los reencuentros familiares es también el momento de sembrar la esperanza en el futuro para trabajar por los sueños con determinación
La Navidad es sin lugar a dudas la gran fiesta de las familias bolivianas y tarijeñas, una fecha señalada en el calendario en la que las familias vuelven a reunirse, a encontrarse y a consolarse con un fin, que es religioso y que también es vital: en Navidad renace la esperanza, la luz, la fuerza de creer, que se simboliza en este caso en el nacimiento de Jesús.
Como en este lado del mundo las fechas coinciden con el calor, se convierten en el periodo ideal para vacacionar, pero no por ello se deben de olvidar los muchos propósitos de enmienda ni abandonar las esperanzas puestas sobre nuestros proyectos y nuestras potencialidades, más teniendo a la vuelta de la esquina un año electoral de alto voltaje.
En lo que nos toca cerca, Tarija sigue siendo un departamento con vocación de crecer en armonía, de modernizarse con humanidad, de ser más productivos sin olvidarnos del nombre de la gente, y todos esos valores que son los que al fin y al cabo debemos cultivar.
No son tiempos fáciles, pero Tarija tiene muchos motivos para creer, para volver a depositar la confianza y para ilusionarse con el futuro.
Por ejemplo, aún podemos creer en un departamento en armonía con la naturaleza, donde se ha lidiado a fondo con los hidrocarburos, pero aún queda la esperanza de poder rescatar el Aguaragüe, Sama y Tariquía, amenazada por los depredadores económicos y también por los intereses inmobiliarios que acechan hasta las fuentes de agua.
Podemos creer en una vendimia sostenible y de calidad, que integre a todos los componentes de la cadena en armonía, donde productores y comercializadores sumen esfuerzos para hacer de la uva y el vino tarijeño un referente internacional.
Podemos creer en un departamento abierto y atractivo, que atraiga turistas, que ofrezca sus riquezas culturales a los visitantes, que se haga compartir y que, en esa experiencia, se haga también querer y respetar.
Podemos creer en la fortaleza de nuestros servicios, en ofrecer más calidad en la educación, en la salud, en los estudios superiores y hasta en ofrecer una experiencia bancaria diferente. Tarija puede ser un lugar de cine, literalmente, y también de teatro o de cualquier otra disciplina artística a poco que nos lo propongamos en serio.
En esta Navidad y en este fin de año, lo más importante siempre es rodearse de las personas queridas, poder compartir, poder entender y, de nuevo, hacer renacer en el corazón de cada uno la expectativa de poder y querer ser mejores. Es un compromiso que parte de lo individual y se convierte en colectivo y en el que todos acabamos ganando. La Navidad es un tiempo de paz y de buenos propósitos, disfrutémoslos.
Desde el diario El País les deseamos a todos ustedes, entrañables y amigos lectores, una muy Feliz Navidad, que la luz de la ilusión renazca en sus corazones todos los días.
Feliz Navidad