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Los grandes desafíos de Tarija

El reto es que Tarija no solo sea un lugar acogedor por su gente, sino un lugar donde de placer llegar, porque las cosas se hacen bien

Más allá de los resultados empresariales de la Exposur, que con seguridad se comunicarán convenientemente en las próximas semanas, está resultando especialmente interesante asistir a la revitalización del debate sobre el futuro del departamento de Tarija y sus principales desafíos económicos. Una reedición de viejos debates pero con la participación de nuevos actores que buscan el mismo fin – desarrollar Tarija - aunque tal vez para otros objetivos – colocar sus productos y servicios -.

Tarija ha logrado estabilizar su Producto Interno Bruto (PIB) después de seis años de destrucción acentuada, coincidiendo evidentemente con la pérdida de influencia en la producción de gas, que sigue siendo su principal activo.

A estas alturas ya está claro que YPFB no confía en industrializar nada aquí, que la Separadora de Líquidos del Gran Chaco es un gran elefante blanco que apenas sirve para colocar algo de GLP, y que los proyectos de resinas para la petroquímica de polipropileno quedaron en nada. Aceptarlo – que no resignarse – es una exigencia de la coyuntura, pues Tarija no puede quedarse esperando a que suceda un imposible, que nunca fue tal, sino que faltó voluntad política.

A partir de ahí, concentrarse en las potencialidades reales y dotarlas de la suficiente jerarquía y viabilidad es clave, y casi todo emana a partir de su ubicación geográfica que acaba determinando su clima, su producción y también su atractivo turístico.

La base siempre será la capacidad productiva, que en este caso tiene tantas limitantes como potencialidades, pues Tarija no deja de ser el departamento más pequeño del país y, a la vez, la que recoge los tres pisos geográficos clásicos: altiplano, valle y chaco, lo que le está permitiendo producir con alta calidad desde camélidos, ajos y papa en la zona alta hasta variedades de grano en el chaco, pasando sobre todo por la industria vitivinícola en el valle central, que si logra superar sus problemas generacionales y vuelve a conectarse con la esencia de su tierra, está llamada a ser la referencia.

Así, con la uva como referencia, el turismo igualmente acaba de encontrar sentido en un departamento que no puede competir en las masas, sino en lo familiar, en la oferta de calidad y en la estimulación de los placeres por todos los sentidos, lo que no quita que también sea un lugar de referencia para los grandes festejos nacionales, como el Carnaval y el Fin de Año.

El paso más exige referenciar Tarija también como el lugar donde se brindan los mejores servicios académicos, culturales, médicos, etc., para conseguir atraer otro tipo de visitantes, de larga duración, que no solo disfrutan y se van sino que se quedan para aprovechar al máximo las bondades de esta tierra, siempre que tengan cubiertas sus necesidades vitales básicas.

La Exposur deja desafíos para empresas productivas, pero sobre todo, para empresas de servicios. El desafío es que Tarija no solo sea un lugar acogedor por su gente, sino un lugar donde de placer llegar, porque las cosas se hacen bien.

Abramos las puertas, pero sobre todo, las mentes.


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