El papel de los militares

Para un país es importante que sus ciudadanos tengan la confianza de que sus Fuerzas Armadas son de fiar y que están ahí con el único objetivo de protegerles

Este lunes se celebra la Parada Militar en Tarija, un evento recurrente en casi todos los países del mundo que normalmente se usa con fines de propagandismo interno y también externo. Se trata de mostrar el poderío militar a los connacionales, pero también a los potenciales enemigos, y claro, en estas cosas los países modestos como el nuestro siempre cruzan la disyuntiva de cuanta falta hace precisamente evento que casi siempre concluye que hay que destinar más presupuesto a armas aunque solo sea para mostrarlas en la Parada.

Se supone que el 7 de agosto es un día para extender el fervor patrio, para que los civiles arropen a las Fuerzas Armadas, tanto a los que cumplen misiones de paz en el país o en el extranjero como a los que velan por las fronteras. Hasta hace poco, aún con todas las limitaciones y dificultades, la institución militar era una de las mejor valoradas en el país.

El encuentro entre civiles y militares en esta última temporada se ha vuelto más necesaria precisamente para restañar las heridas generadas en el 2019. Es verdad que a diferencia de lo sucedido en 2003 los militares no intervinieron de primera mano en el control de las protestas, pero finalmente fueron el elemento clave en el desenlace.

Para la historia quedará la declaración del Jefe del Estado Mayor, Williams Kaliman, en la que sugiere la renuncia del presidente Evo Morales, aunque también quedará la duda de si lo hizo motivado por la petición del propio Morales, que era su allegado y principal promotor, como también lo hizo con otros cargos clave que se manifestaron ese día, como el jefe de la Central Obrera, y posteriormente con diferentes senadores y diputados.

Como fuere, las Fuerzas Armadas acabaron tomando partido al atender la petición de la Policía de salir a las calles para hacer el control del orden público, función solo permitida en el caso de que la primera – que en este caso se había amotinado contra Morales – lo pidiera.

Para un país es importante que sus ciudadanos tengan la confianza de que sus Fuerzas Armadas son de fiar y que están ahí con el único objetivo de protegerles. En un país con la historia de golpismo que tiene Bolivia, sigue costando recomponer esa relación pero es por demás necesaria en la medida en que se considere necesario que los Estados deben contar con Fuerzas Armadas, pues aún de menos serviría tener unas Fuerzas Armadas en las que no se confía.

El asunto es de fondo, pero en este caso son los oficiales castrenses quienes deben dar pasos para recomponer esa relación. Probablemente es tiempo de bajar algunos decibeles las peroratas bélicas y poner más esfuerzo en el servicio civil, en la colaboración de emergencias y en estar presentes en esos sitios donde hace falta tanta gente. Bolivia no puede darse el lujo de tener miles de jóvenes fuertes y vigorosos recluidos en cuarteles haciendo instrucción en la precariedad mientras que otras funciones alimentan tanto o más el espíritu patriótico y la conciencia de servicio.


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